Tragedia religiosa
Ocho explosiones provocaron la muerte de más de 200 personas en Sri Lanka durante el Domingo de Resurreción. Tres ataques fueron en contra de templos cristianos, una señal de que los conflictos religiosos siguen presentes en el país asiático
Mariana RecamierEl Domingo de Pascua es una fecha de alegría y celebración para los cristianos porque se recuerda la Resurrección de Jesucristo, sin embargo, este año la conmemoración religiosa quedó marcada por una tragedia. Explosiones en iglesias, hoteles y una zona residencial provocaron una matanza en Sri Lanka.
Al menos 207 personas murieron y más de 450 resultaron heridas por ocho ataques en diferentes ciudades del país, de acuerdo con el portavoz de la Policía, Ruwan Gunasekera. Entre los fallecidos hay 36 extranjeros.
Las seis primeras explosiones ocurrieron de forma coordinada a las 8:45 (hora local) en tres hoteles de cinco estrellas en Colombo: Cinnamon Grand, Kingsbury y Shangri-La; en una iglesia de la capital; otra en un templo de Katana, en el oeste del país; y un tercero en Batticaloa, en el este de la isla, explicó Gunasekara.
La séptima detonación se registró un par de horas después en un hotel a 100 metros del zoológico de Dehiwala. A primera hora de la tarde se produjo la octava explosión en un complejo residencial en Dematagoda, en Colombo.
Dos de las tres iglesias atacadas son católicas, mientras que la tercera pertenece a un grupo evangelista, según reportaron los medios locales.
El primer ministro del país asiático, Ranil Wickremesinghe, informó de la detención de ocho personas y dijo que los autores de las explosiones eran suicidas y pertenecían a un mismo grupo terrorista, pero no especificó su identidad.
Las explosiones paralizaron a todo el país y el gobierno decretó estado de emergencia. Los servicios religiosos de la capital fueron suspendidos, las autoridades impusieron un toque de queda inmediato y por tiempo indeterminado, así como el cierre de redes sociales como Facebook y WhatsApp, según informó el ministerio de Defensa.
Desde el Vaticano, el papa Francisco lamentó las muertes provocadas por los atentados en Sri Lanka durante su mensaje de Pascua.
“Quiero expresar mi afectuosa cercanía con la comunidad cristiana que ha sido atacada mientras se reunía en oración y a todas las víctimas de esta violencia cruel. Encomiendo al Señor a todos los que murieron trágicamente y pido por los lesionados y todos los que sufren como resultado de este evento dramático”, dijo el pontífice.
Una historia de conflictos religiosos
El atentado es la última muestra de los conflictos religiosos en Sri Lanka. Las ocho explosiones tienen como antecedente otras expresiones de violencia y discriminación en contra de las creencias minoritarias.
Los cristianos representan el 7.4 por ciento de la población del país insular, es decir, ascienden a 1.2 millones de personas en un territorio con 21 millones de ciudadanos.
La religión mayoritaria es el budismo porque más del 70 por ciento de las personas de Sri Lanka la profesan. Otras creencias importantes son el hinduismo, con 12.6 por ciento de la población y el Islam, con 9.7 por ciento, de acuerdo con el último censo nacional realizado en 2011.
Los bombardeos fueron comunes durante el conflicto que duró más de dos décadas. Los constantes enfrentamientos y ataques terroristas provocaron entre 80 mil y 100 mil muertes.
La guerra civil terminó en 2009, pero los problemas religiosos nunca fueron erradicados. Los últimos ataques contra minorías en la isla se dieron en 2018, cuando el gobierno tuvo que declarar estado de emergencia después de que se produjeran enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas que provocaron la muerte de dos personas y decenas de detenidos.
Sin embargo, la internacionalista Alitzel Verspecht comenta que los ataques de este domingo son diferentes a otros anteriores en Sri Lanka porque normalmente el discurso de odio y los atentados son en contra de comunidades musulmanes o hindúes.
“Llama la atención que estos ataques hayan sido contra iglesias cristianas porque normalmente el discurso de odio y los atentados se hacen contra comunidades musulmanas o personas que se vinculan con el hinduismo en ciertas zonas del país”, explica la especialista en Asia.
En este sentido, grupos de cristianos aseguran estar sufriendo intimidación por parte de budistas extremistas. En 2018 hubo 86 incidentes que incluían discriminación, amenazas y violencia contra cristianos, de acuerdo con la Alianza Nacional de Cristianos Evangélicos de Sri Lanka (NCEASL), frente que representa a más de 200 iglesias y otras organizaciones cristianas del país asiático.
La NCEASL registró 26 incidentes de este tipo en los primeros meses de 2019, incluido el intento de boicotear una misa por parte de monjes budistas el pasado 25 de marzo.
Verspecht explica que los conflictos religiosos se dan porque los gobiernos polarizan a las poblaciones para conseguir apoyo. La especialista agrega que no sólo es una cuestión retórica, sino que también hay favoritismos en temas legislativos o en oportunidades económicas para las personas que profesan la religión mayoritaria, el budismo.
Verspecht dice que un musulmán siempre es más sospechoso y rechazado que un budista en Sri Lanka. Comenta que la sociedad del país asiático está inmersa en estructuras de segregación porque es parte orgánica de su composición y su cotidianidad.
Hasta el cierre de esta edición, el gobierno de Sri Lanka no había difundido la razón por la que los presuntos culpables cometieron las ocho explosiones, pero la fecha y los objetivos de los ataques simbolizan que los conflictos religiosos aún no se resuelven en el país asiático.