Jorge Mario Bergoglio es el nombre del nuevo Papa de la Iglesia Católica.
Después de cuatro votaciones, la quinta fue la decisiva, con la que los 115 cardenales presentes en el cónclave, efectuado en el Vaticano, llegaron a un acuerdo.
Y con la decisión, vino la ansiada fumata blanca, que salió por la chimenea de la Capilla Sixtina, que hizo desatar la algarabía de la multitud presente en la Plaza de San Pedro.
La lluvia no fue impedimento, ni tampoco el frío para los fieles que se trasladaron hasta el microestado dispuestos a presenciar el histórico momento.
Antes de la humareda, una gaviota se posó sobre el conducto donde salió el humo, lo que despertó todo tipo de reacciones.
El cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran salió por el Balcón de las Bendiciones para anunciar al mundo que el sucesor de Pedro es Jorge Mario Bergoglio.
Un mar de banderas de diferentes países, paraguas e impermeables pintaban la explanada del Vaticano, justo enfrente del balcón donde se posaron cientos de miradas.
Los elementos de seguridad del Vaticano, llamados gendarmes, vigilan a los que están dentro de la plaza, mientras que la policía italiana controla a la multitud afuera de las fronteras de la Santa Sede.
Los oficiales de ambos cuerpos policiales incluyen agentes vestidos como turistas que vigilan en busca de actitudes sospechosas.
Se instaló un hospital bajo una carpa cerca del Vaticano antes del inicio del cónclave.
La audiencia pública de Benedicto XVI atrajo 150 mil personas, una cantidad que rebasó la capacidad del recinto público.
La cuenta de Twitter que alguna vez utilizó Benedicto XVI @Pontifex, cambió el nombre de “Sede Vacante” que mostraba desde el 28 de febrero pasado, por “Pontifex”.
