Sri Lanka elige la vía marxista con elección de su nuevo presidente

Sumida en una crisis económica que ha impuesto medidas de austeridad impopulares, la ciudadanía en Sri Lanka eligió a Anura Dissanayake para ocupar la presidencia
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
Comparte esta nota

En medio de una recuperación tras una crisis económica, en Sri Lanka millones de personas votaron por un cambio marxista representado por Anura Kumara Dissanayake, después de las medidas de austeridad que impulsó el anterior mandatario, encargado de restaurar el orden en un país.

En una elección cerrada, el pasado 21 de septiembre, Dissanayake derrotó en las urnas al actual presidente Ranil Wickremasinghe, al líder opositor, y a otros 35 candidatos. Tras conocerse los resultados, el político de 55 años tomó posesión del cargo el pasado lunes.

Con el 42.3 por ciento del voto a su favor, Dissanayake fue escogido en gran medida por sus promesas de cambio ante una crisis económica nacional cuya recuperación está resultando altamente costosa para los ciudadanos.

Ante la crisis económica de Sri Lanka, mucho se espera de Dissanayake y su capacidad para modificar el trato con el FMI que ha obligado al gobierno a aplicar medidas de austeridad. Foto: Especial

En su discurso de posesión, el nuevo mandatario hizo suyos los reclamos por una vida pública más transparente y aseguró entender que los retos enfrentados por Sri Lanka tendrán que ser resueltos en un esfuerzo conjunto.

Al ser el primer presidente en llegar al cargo sin una mayoría electoral, Dissanayake tendrá que afrontar una política de alianzas y consensos; algo que no ha sido obstáculo en el pasado.

El ahora presidente llega al poder de la mano de una coalición liderada por su partido, el Frente de Liberación Popular (JVP), que después de una fallida insurrección armada se incorporó de nuevo a la política democrática en 1993 y a partir de ese momento ha formado parte de la oposición; sin embargo, en más de una ocasión Dissanayake y el JVP han apoyado al gobierno en turno para conseguir objetivos concretos.

El camino de Dissanayake a la presidencia de Sri Lanka

La coalición que abanderó al nuevo presidente suavizó algunos de sus postulados marxistas más ortodoxos y arropó en ella a grupos estudiantiles, sindicatos, grupos de la sociedad civil y demás fuerzas políticas que, a pesar de permanecer como líder de un partido marxista, llevaron a Dissanayake a aceptar soluciones de libre mercado.

En opinión del doctor Jacobo Silva, integrante del grupo académico del Programa Universitario de Estudios sobre Asía y África (PUEAA) de la UNAM, el más grande reto para la gobernanza en el país de Asia del Sur que enfrenta Dissanayake no es la falta de apoyo que su partido tiene en el Legislativo.

“Hay que decir que pese a todo es una victoria muy contundente de su partido; sin embargo, el reto no está en el Ejecutivo sino en el Parlamento, ya que su partido solo tiene tres parlamentarios de los 225 con los que cuenta por lo que tiene un margen de maniobra muy pequeño”, señala el académico.

El doctor Silva traza la posibilidad de que, con el fin de ampliar su alcance en el Parlamento y con ello llevar a cabo su programa de gobierno, el presidente ejerza su facultad de disolver la Legislatura y convocar a nuevas elecciones para poder capitalizar su victoria electoral.

“El mensaje que quiere mandar a los votantes es que necesita de su ayuda. Hay que tener en cuenta que la clase política en Sri Lanka está muy mal parada, el presidente pasado fue designado de forma interina y con muy poca legitimidad, y la anterior administración tuvo un muy mal papel (…) La gente votó por Dissanayake para buscar una alternativa y, tal vez, mucha gente lo hizo no por él sino en contra de la clase política. Al disolver el Parlamento lo que busca es tener el apoyo suficiente para cumplir su plan de gobierno”, apunta el especialista.

La economía, el principal reto para Dissanayake

Las promesas de campaña se tendrán que concretar lo antes posible ante un panorama no muy prometedor, al considerar que Sri Lanka actualmente vive la crisis económica más aguda en su historia.

La emergencia sanitaria de 2020 representó un golpe a una economía dependiente del turismo y de exportaciones industriales; sin el flujo de moneda extranjera suficiente para pagar por importaciones de primera necesidad, como combustible o medicinas, la economía se contrajo un 7.35 y 2.3 por ciento en 2022 y 2023, respectivamente.

En 2022, la deuda de Sri Lanka representaba el 79 por ciento de su PIB, sobre el cual se tuvo que llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con el esquema de pagos de la institución financiera, se han visto mejoras en múltiples frentes, ejemplo de ello es la inflación que pasó del 70 por ciento en 2022 a solo cinco por ciento en este año; pese a esto, el costo impuesto a los ciudadanos por las medidas de austeridad resulta muy una alta carga para los ciudadanos.

La capacidad del presidente para motivar a la clase obrera y a los jóvenes fue uno de los factores que lo llevaron a la victoria. Sus promesas de mejoras en la calidad de vida y castigar la corrupción fueron los principales puntos discursivos en su campaña; sin embargo, ante la crisis económica, mucho se espera de su capacidad para modificar el trato con el FMI que ha obligado al gobierno a medidas de austeridad.

“(Dissanayake) tiene los mecanismos, la representatividad y la legitimidad que le dan las elecciones para empezar renegociaciones, pero hay que aclarar que lo tiene muy difícil. Por una parte él busca tratar de hacer una reforma fiscal que reduzca impuestos, para que al aliviar la carga impositiva la gente pueda consumir e invertir; sin embargo, esto se antoja bastante difícil si se tiene en cuenta que en el presupuesto ya se contemplan los pagos para la deuda. Aunque en los últimos años se ha tenido cierto éxito en la negociación y acreedores, como India y China, han reestructurado la deuda, lo que a su vez permite que el FMI tenga la disponibilidad de renegociar la deuda”, añade el doctor Silva.

Para el especialista, Sri Lanka se encuentra en una posición tan privilegiada como inconveniente. Su lugar en el mapa lo pone en la zona de influencia de dos gigantes regionales, los cuales el presidente puede aprovechar para atraer inversión extranjera directa. Otra de sus promesas de campaña; sin embargo, también advierte que equilibrar los intereses entre China e India para apalancar el crecimiento económico será un reto para el nuevo mandatario.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil