La iglesia católica está en la cúspide de una crisis. Los encubrimientos de abuso sexual ya no involucran sólo a obispos, sino también presuntamente a la máxima figura de la iglesia católica, el papa Francisco.
El pontífice fue acusado este domingo por el arzobispo Carlo Maria Viganò de cubrir y guardar silencio ante los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick y le pide que dimita por haber ignorado estos delitos.
El arzobispo escribió una carta de 11 páginas en la que menciona que se reunió con el papa justo después de su elección (el 23 de junio de 2013), pero no confirma si realmente el pontífice sabía sobre las agresiones cometidos por el cardenal estadounidense.
Viganò dio detalles sobre las acciones del cardenal en dos documentos que de acuerdo con el protocolo de la iglesia tuvieron que llegar al Vaticano y expuso una serie de hechos el día que se encontró con el papa, pero no hubo respuesta de la Santa Sede.
En la misiva, Viganò no deja claro si realmente el papa Francisco estaba enterado sobre los abusos de McCarrick y si en verdad encubrió estas situaciones. El arzobispo apoya sus declaraciones en miradas y frases del pontífice que no están directamente relacionadas con los delitos.
El arzobispo comparte en la carta que cuando se reunió con el papa este le preguntó sobre el cardenal McCarrick. A lo que le respondió acerca de los abusos de este integrante del clérigo a seminaristas y sacerdotes.
El denunciante comparte que el papa no dijo nada al respecto y su rostro no mostró ninguna expresión de sorpresa.
“El Papa no hizo el más mínimo comentario a mis graves palabras y su rostro no mostró ninguna expresión de sorpresa, como si ya conociera la situación desde hace tiempo”, menciona en la carta.
Después, el arzobispo comenta que posiblemente McCarrick también habló con el pontífice porque este le dijo una frase que después el cárdenal acusado de abusos repitió a otro integrante del clero.
“Sabía, por lo menos desde el 23 de junio de 2013, que McCarrick era un depredador en serie. Y aunque sabía que era un corrupto, lo ha encubierto a ultranza; es más, ha hecho suyos los consejos que McCarrick le daba y que no estaban ciertamente inspirados por sanas intenciones y por su amor a la Iglesia”, acusa Viganò al papa casi al final de la carta.
Para cerrar la misiva, el arzobispo le pide al líder de la iglesia que dimita.
“El papa Francisco tiene que ser el primero en dar ejemplo a los cardenales y obispos que han encubierto los abusos de McCarrick y tiene que dimitir con todos ellos”, señala el documento.
Respuesta del papa
Ante la publicación de la carta, el papa evitó contestar de forma directa a una pregunta sobre la misiva en su viaje de regreso Roma después de su visita a Irlanda y pidió a la prensa que juzgara por sí misma el contenido del documento.
“El comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para llegar a las conclusiones. Es un acto de Fe. Cuando haya pasado el tiempo y ustedes tengan las conclusiones, quizá hable más. Pero quiero que su madurez profesional haga este trabajo, pero de verdad”, dijo la cabeza de la institución católica.
Daña la imagen de la iglesia
De acuerdo con especialistas, la carta puede dañar la imagen de la iglesia católica y provocar la migración de los fieles hacia otras religiones.
Augusto Reynaud, maestro en ciencia política experto en la relación entre política y religión, considera que esta carta puede afectar la imagen de la iglesia católica.
“La iglesia cada vez vive más de su imagen que de recursos económicos. La imagen, la autoridad moral y el prestigio son los principales activos de la iglesia católica”, opina Reynaud.
El maestro en ciencia política agrega que en periodos anteriores los golpes a la iglesia no dejaban otra opción a los creyentes de países latinoamericanos que continuar siendo católicos, no obstante, los fieles ahora están migrando a otras religiones por, entre otras razones, los escándalos relacionados con abusos sexuales.
“La iglesia católica cuida su imagen en un momento en el que ya tiene competencia y en el que a las personas si ya no les gusta el catolicismo se pueden hacer pentecostales, evangélicos o incluso de religiones no cristianas”, menciona Reynaud.
El también internacionalista agrega que esta situación ya es una realidad en países como Chile e Irlanda, en los que poco a poco disminuye el número de católicos.
La carta se basa en suposiciones
Por otra parte, Maurilio Suárez Ortiz, especialista en ciencias religiosas de la Universidad La Salle, afirma que la carta sólo se basa en suposiciones.
“Todo parte de una suposición. Él fue quien le contó al papa Francisco de las historias de McCarrick, pero el pontífice en ningún momento aceptó que conocía el caso, así que no hay un deseo de encubrimiento”, señala Suárez Ortiz.
No obstante, el experto en ciencias religiosas al igual que Reynaud menciona que todo comentario negativo daña a la iglesia.
“Todo mal comentario o rumor, sea falso verdadero, de abuso sexual por parte de un sacerdote le hace mucho daño a la iglesia, al papa y a los creyentes porque mucha gente no lee el trasfondo de los sucesos, entonces es una forma fácil para atacar a la instancia eclesial”, comenta Suárez Ortiz.
Sin embargo, el especialista en ciencias religiosas agrega que esta es una oportunidad para que la Santa Sede establezca estrategias para prevenir y erradicar el abuso sexual de parte del clero.
“Las consecuencias que puede tener en el Vaticano son positivas, es decir, el papa Francisco puede aprovechar este momento para establecer medidas que ayuden a prevenir en todo momento esto”, señala Suárez Ortiz.
El especialista en religión menciona que al contrario de las acusaciones de la carta escrita por Viganò, el papa Francisco siempre muestra tolerancia cero ante los abusos de parte de integrantes de la iglesia católica.
“Esto del abuso de algunos sacerdotes es un tema que duele mucho, pero el papa Francisco ha expresado desde siempre su tolerancia cero con los sacerdotes que incurren en este tipo de conductas”, considera el experto en religión.
En este sentido, el Vaticano publicó el pasado 20 de agosto una carta en la que el pontífice expresa su condena a los abusos sexuales cometidos durante décadas por sacerdotes en Pensilvania, Estados Unidos.
“Nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado ante los abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas”, cita la misiva.
No obstante, personas que fueron víctimas de abusos sexuales por parte del clero afirman que no es suficiente que la respuesta del papa quede en palabras.
Suárez Ortiz agrega que para que los integrantes del clero sean castigados son necesarias denuncias penales.
“Si no hay una denuncia penal, la iglesia no tiene manera de encarcelar a nadie porque no tiene prisiones”, concluye el especialista en religión.
Por ahora, sólo queda esperar la respuesta de los fieles ante la acusación de Viganò al papa.
Crisis interna en la iglesia: conservadores vs. papa
La carta del arzobispo Carlo Maria Viganò en la que acusa al papa Francisco de encubrir abusos sexuales dentro del clero revela que hay una crisis interna en la iglesia católica. De acuerdo con especialistas, en este conflicto los clérigos más conservadores tienen una batalla en contra del pontífice por su pensamiento con tintes liberales.
“El arzobispo forma parte de un grupo de ultraderecha de cardenales y obispos que están en contra del papa Francisco y de las reformas dentro de la iglesia. El arzobispo lanza esta carta el último día de la visita del papa a Irlanda para empañarla”, afirma Maurilio Suárez Ortiz, especialista en ciencias religiosas de la Universidad La Salle.
El experto en religión agrega que la carta es una ataque de los grupos de ultraderecha que están en contra de las ideas del papa.
“Es un ataque claro de este grupo de ultraderecha que está en contra del papa Francisco porque no les gusta esta línea de la misericordia, de entender las nuevas maneras de pensar del mundo. Ellos son de ultraderecha, ellos son gente de la vieja escuela y no les gustan los cambios que propone el nuevo pontífice”, comenta Suárez Ortiz.
Las ideas conservadoras de Viganò aparecen en diferentes fragmentos de la carta, por ejemplo, hace comentarios en los que considera que los abusos son provocados por las preferencias sexuales de los integrantes del clero. De hecho, la palabra homosexuales aparece doce veces en el documento de once cuartillas.
“Es necesario denunciar la gravedad de la conducta homosexual. Es necesario erradicar las redes de homosexuales existentes en la iglesia”, cita la misiva.
Augusto Reynaud, maestro en ciencia política experto en la relación entre política y religión, también considera que hay una pelea interior en la iglesia entre conservadores y el papa.
“Hay una batalla al interior de la iglesia con los conservadores que no están a gusto con las posiciones y declaraciones del papa Francisco. El pontífice no es muy liberal, pero sí tiene cercanía con posturas progresistas”, señala Reynaud.
El especialista en la relación entre política y religión agrega que este es un golpe que puede dotar de poder al grupo conservador de la iglesia católica.
“Este golpe puede provocar que el grupo conservador dentro de la iglesia se vuelva a fortalecer para que cuando haya una sucesión este frente se pueda reposicionar”, concluye el maestro en ciencias políticas.
La carta demuestra que la iglesia católica es una institución que actualmente está dividida.