Segundo asalto

Hoy los dos presidenciables de Estados Unidos suben al ring en un segundo asalto rumbo a las elecciones de noviembre.

El presidente demócrata Barack Obama y el candidato republicano y ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney se verán las caras de nuevo, después del último debate  en Denver.

Esta vez la locación será en el ayuntamiento de Hempstead, en Nueva York.

Jorge Mireles Jorge Mireles Publicado el
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Hoy los dos presidenciables de Estados Unidos suben al ring en un segundo asalto rumbo a las elecciones de noviembre.

El presidente demócrata Barack Obama y el candidato republicano y ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney se verán las caras de nuevo, después del último debate  en Denver.

Esta vez la locación será en el ayuntamiento de Hempstead, en Nueva York.

Pero como novedad, este debate no será el básico intercambio de posturas como en la primera edición, pues contará con la participación de una docena de votantes indecisos quienes lanzarán preguntas de diversos temas a ambos políticos.

Dicho formato se introdujo en las elecciones de 1992 cuando un empático Bill Clinton le ganó la partida a un George H. W. Bush, que lució más desapegado al público, según publicó el Chicago Tribune.

El presidente espera redimir su fallida actuación de hace dos semanas, donde se le vio errático y titubeante al hablar, contrastando con un Mitt Romney seguro y contundente.

Tal episodio le valió al ex gobernador de Massachusetts una subida en las encuestas.

Kathleen Hennessey y Maeve Reston de Los Angeles Times definieron al demócrata como alguien “entre (Bill) Clinton y (George H. W.) Bush en la escala de empatía”, pues puede estar más enfocado en hablarle directamente al votante antes que a la cámara de televisión.

Una de las principales tareas que tendrá que hacer Obama será sacudirse su pasado como profesor de leyes y evitar caer en el discurso académico.

“El riesgo es la misma tendencia de dar respuestas académicas. Lo que él necesita es conectarse con la gente”, dijo una persona allegada a la campaña de Obama.

Por su parte, Mitt Romney tiene una espada de doble filo en sus manos, ya que en este tipo de eventos es cuando ha sacado a relucir su inteligencia, pero también ha cometido graves errores.

Tal es el caso de la línea que dijo durante una sesión de preguntas en New Hampshire mientras hablaba de su programa de salud: “Me gusta ser capaz de despedir gente que me presta sus servicios”.

Sin embargo, el republicano se ha preparado para el encuentro, citándose con grupos de votantes en cafés o en cenas privadas para escuchar los problemas que enfrentan.

Tales reuniones le han dado material para hablar de historias individuales que pueden ser un golpe estratégico contra Obama.

¿Quién saldrá bien librado de este nuevo enfrentamiento cara a cara con los votantes?

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