Chile, de vuelta a la derecha… Sebastián Piñera regresa a la presidencia

Piñera llega al poder apoyado por la coalición Chile Vamos, integrada por la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), la centroderechista Renovación Nacional (RN), los dos partidos que sustentaron la dictadura del general Augusto Pinochet entre 1973 y 1990
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Chile dio un giro a la derecha, otra vez. Este domingo 11 de marzo, la asunción del presidente Sebastián Piñera, que derrotó por amplia diferencia a la coalición de centroizquierda de la mandataria saliente, Michelle Bachelet, marca una derrota más de la izquierda chilena.

La de este domingo es la segunda ocasión en que Bachelet le entrega el poder al multimillonario ingeniero comercial. Ambos se han alternado en la presidencia con dos mandatos cada uno entre 2006 y 2018.

La asunción se desarrolló bajo un estricto protocolo que empezó con el traspaso de la banda presidencial y de un símbolo dorado de Bachelet a Piñera en una ceremonia a la que asistieron los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Honduras, México y Perú.

Después de juramentar en el Congreso, en el vecino puerto de Valparaíso y antes de instalarse de nuevo en el palacio de gobierno en Santiago, el mandatario anunció iniciativas a favor de los niños y adolescentes más vulnerables.

Acudió a un hogar de menores desprotegidos en la barriada pobre de La Pintana, luego de que en 2016 una pequeña de 11 años que estaba bajo cuidado estatal muriera por asfixia. En poco más de una década fallecieron 865 niños y adolescentes dentro del mismo sistema estatal. El mandatario anunció un Gran Acuerdo Nacional por la Infancia de 10 puntos con el propósito de mejorar y proteger sus vidas.

Piñera llega al poder apoyado por la coalición Chile Vamos, integrada por la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), la centroderechista Renovación Nacional (RN) y dos colectividades menores. La UDI y RN fueron el sustento político de la dictadura del general Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.

“Su principal desafío es alinear a su coalición”, dijo a The Associated Press el sociólogo y analista político Miguel Zlosilo, en alusión a Chile Vamos, que en el pasado ha actuado más como pacto electoral que como coalición política y a la que Piñera exhortó a trabajar unida.

“Hay que ver si efectivamente la derecha, por primera vez en la historia tiene capacidad de trabajo en equipo… y proyectarse para un siguiente período”, añadió.

Piñera, de 68 años, prometió retomar el crecimiento económico, impulsar las inversiones, mejorar los empleos y la seguridad pública, y promover leyes que protejan a la infancia y regulen la creciente inmigración extranjera.

Durante el segundo mandato de Bachelet, entre 2014 y 2018, el crecimiento económico del país cayó a un promedio del 2%.

Piñera afirma que la experiencia adquirida en su primer gobierno, entre 2010 y 2014, le servirá para buscar acuerdos nacionales con una centroizquierda fraccionada.

“Desde el día uno Piñera va a querer demostrar que con él la rueda de la economía volvió a girar”, dijo a la AP Cristóbal Bellolio, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Durante su primer gobierno Chile creció un 5,3% y creó un millón de empleos, empujados por la reconstrucción del centro sur chileno, devastado dos semanas antes de que asumiera el mando por un terremoto de magnitud 8,8 seguido de un devastador tsunami.

Aunque Piñera derrotó al candidato de centroizquierda Alejandro Guillier con el 54% de los votos, frente al 45% de su rival, tendrá un Congreso sin mayorías.

Deberá asumir, con o sin modificaciones, una serie de proyectos que Bachelet dejó en el Congreso, incluido uno de matrimonio entre homosexuales que para Piñera es inaceptable porque considera que éste sólo debe ser entre un hombre y una mujer.

Deberá abordar también reformas educacionales pendientes con las que Bachelet logró favorecer al 60% de los estudiantes universitarios más pobres y que aspiraba a alcanzar la gratuidad universal, rechazada por Piñera. Sin embargo, el nuevo mandatario no cuenta con la mayoría necesaria para deshacer las modificaciones emblemáticas de Bachelet.

“Creo que vamos a estar en una lógica más menos de obrar sobre lo construido, por una parte, y por otra hacer una serie de ajustes a reformas que no están bien hechas”, concluyó Bellolio.
Entre las reformas que necesitan modificaciones están la tributaria, la de educación y la laboral, según el analista.

“Si (Piñera) logra el alineamiento de su coalición le va a ir bien en todas las materias”, afirmó Zlosilo.

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