Rusia en busca de aliados con los BRICS

El grupo de países en desarrollo se reúne por primera vez desde que permitió el ingreso de nuevos miembros miembros en un intento de posicionar la organización como un sistema internacional alternativo
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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Diplomáticos y cabezas de Estado de 32 naciones se reúnen en la ciudad rusa de Kazá, para lo que sus anfitriones han anunciado será el punto más alto de su tiempo al frente de la presidencia del grupo BRICS, el organismo multilateral que reúne a economías emergentes.

Después de 15 años de su primera reunión de líderes, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, le dieron la bienvenida a los nuevos miembros de su club (Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes y Arabia Saudita) en un círculo que se extiende cada vez más con la invitación a Turquía para atraer a su primer miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En tres días de actividades, el presidente anfitrión Vladimir Putin se reunirá con sus contrapartes de China, India y Turquía, y con la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo para encabezar discusiones sobre la situación en Medio Oriente.

El Kremlin incluso extendió una invitación al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, para hablar sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania.  Para el mandatario ruso, la extensión de su agenda representa “un fuerte indicio de la creciente autoridad de la asociación y su rol en las relaciones internacionales”.

A más de dos años y medio del inicio del conflicto con Ucrania, las sanciones económicas y el repudio internacional hacia la agresión no representaron el ostracismo generalizado que Kiev, Estados Unidos y sus aliados hubieran esperado. De acuerdo con Putin, al menos 30 países han manifestado su interés para formar parte de la agenda de los BRICS y con 17 reuniones multilaterales, Rusia no está corta de aliados.

Pese a ello, para Rusia las sanciones económicas suponen un lastre en su desarrollo. En un mundo abiertamente multipolar, la asociación con los representantes de las grandes economías en desarrollo suponen el potencial para crear una red de alianzas que contrarreste la influencia de Occidente.

En opinión de la doctora Arlene Ramírez Uresti, internacionalista y docente de la Universidad Iberoamericana, la configuración actual del sistema internacional evita la formación de grupos alternos al sistema global encabezado por Naciones Unidas y Occidente, como es la intención de los BRICS.

“Aunque es pertinente y necesario (formar un sistema alternativo), el sistema de alianzas formado al final de la Segunda Guerra Mundial está diseñado para que los otros sistemas no funcionen; es decir, la dependencia económica y los reacomodos geopolíticos no permiten que otras alianzas prosperen como deberían. En el caso de los BRICS, aunque China lleve la voz cantante en el grupo, los frentes de confrontación en los que Rusia está involucrado no permiten el desarrollo de un sistema eficaz y sostenible”, anota la especialista.

Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, se reunirá con el presidente Putin para intercambiar soluciones a los conflictos en Medio Oriente. Foto: Especial

El impacto económico de los BRICS

En la víspera de la cumbre, la confianza rusa estuvo en exhibición: El mismo día que la vocera del Senado declaró que será la reunión de BRICS lo que marque la historia y no la elección estadounidense, el presidente Putin engrandeció las contribuciones económicas de los países miembros.

“Los países de nuestra asociación son esencialmente los generadores del crecimiento económico global. En el futuro inmediato, BRICS generará el mayor incremento mundial al PIB”, señaló el mandatario.

De acuerdo a estimados de la Unión Europea, con la adición de sus nuevos cinco miembros BRICS representa el 37.3 por ciento del PIB global; sin embargo, las desigualdades entre sus socios representan un problema. Mientras que China contribuye el 70 por ciento del PIB del grupo, los nuevos cinco miembros aportan el cuatro por ciento en conjunto.

Esta disparidad en el tamaño y diversidad de las economías que conforman el grupo conlleva el riesgo de no eliminar la dependencia en un gran productor y consumidor global sino simplemente sustituir a Estados Unidos, la actual economía más grande del mundo, por China, que se encuentra en segundo lugar.

“China está buscando una red de soporte y por supuesto que tiene una gran presencia y un mercado consolidado, pero al interior tiene sus propios problemas económicos; entonces, estos otros países que en su momento fueron menos desarrollados, son economías que dependen de potencias extranjeras porque no han logrado consolidar sus procesos productivos. En ese sentido la amenaza para esta alianza es que la disparidad del desarrollo económico genere problemas al interior de los países por una dependencia extrema y una invasión de productos chinos”, anota la doctora Ramírez Uresti.

Este desequilibrio es uno de los principales obstáculos para concretar uno de los proyectos más ambiciosos por parte del grupo: la creación de una moneda de la organización, respaldada por oro, que serviría a los países miembros no solo para favorecer su integración económica sino para debilitar la influencia de Estados Unidos en el escenario internacional. Pese a los esfuerzos de Rusia de desvincular el comercio internacional del dólar, la moneda estadounidense continúa siendo utilizada en el 89 por ciento de las transacciones internacionales, de acuerdo con el Think Tank Atlantic Council.

BRICS: un foro para pláticas de paz

Más allá de las ambiciones económicas que la organización pueda tener, la disputa por la hegemonía se da en otras arenas donde el peso del Sur Global que la organización encarna puede encontrar un nuevo impulso.

Uno de los invitados más prominentes de la cumbre será el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, quien usará el foro como plataforma para “intercambiar miradas” respecto a un inmediato cese al fuego en la guerra en Gaza y un proceso de paz en Medio Oriente; demandas que resuenan en la mayoría de los miembros de la Organización.

Pese a las intenciones del grupo, la académica señala que la composición de BRICS, en particular algunos de sus nuevos miembros, no hace a la cumbre un foro fértil para discusiones de paz que obtengan resultados.

“Para el nivel de conflicto y el escalamiento de las tensiones, es muy difícil que se pueda abrir una mesa de negociaciones en otro frente. Medio Oriente, y en particular Irak e Irán, a Rusia y a China le importa muchísimo, pero este no es el escenario ideal para lograr un acuerdo ni un impacto favorable para este conflicto”, finaliza la experta.

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