Con la guerra en Ucrania en su tercer año, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, extiende su red de influencia por todo el mundo. En Corea del Norte, el ruso elogió su relación con Moscú en una demostración de la influencia de su país.
En medio de rumores sobre una futura visita de Putin a Pyongyang, el pasado miércoles el líder norcoreano, Kim Jong-un , celebró la relación de su país con Rusia, refiriéndose a su Estado como un “invencible camarada en armas”.
Durante los años de guerra en Europa, la cooperación militar y económica entre Rusia y Corea del Norte ha crecido y, de acuerdo con la inteligencia estadounidense y surcoreana, Kim Jong-un ha proveído artillería, misiles y armas convencionales a Rusia a cambio del apoyo económico y la ayuda técnica de Moscú.
NEW: Signs of military parade prep visible in Pyongyang ahead of possible Putin visit https://t.co/9g9DTuTsy5
— NK NEWS (@nknewsorg) June 13, 2024
Municiones norcoreanas en Ucrania
En opinión del maestro Genaro Beristain, internacionalista y especialista en Seguridad Internacional del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, a pesar de que Rusia cuenta con una industria armamentística suficientemente grande como para superar la asistencia militar enviada por Occidente a Ucrania, la cooperación con Corea del Norte juega un papel importante en el mantenimiento del esfuerzo bélico.
“En el conflicto actual de Ucrania, Rusia tiene una significativa necesidad de obuses y municiones para continuar superando a Ucrania. La producción bélica que manda Estados Unidos y la Unión Europea no alcanza a rebasar la de Rusia en sí misma, pero al paso en el que avanzan las tropas rusas sobre el territorio enemigo, el Kremlin requiere aún más municiones para aumentar su ofensiva, reducir su número de bajas e inhabilitar la infraestructura de Ucrania”, apunta el especialista.
El académico también señala que, debido a las limitaciones norcoreanas, los materiales bélicos suministrados por Pyongyang no son de última tecnología y que, incluso, las tropas rusas no se encuentran satisfechos con ellas.
“Rusia ha utilizado, principalmente, granadas de mano, balas y obuses de artillería de fabricación norcoreanas; las bombas termobáricas empleadas por la Fuerza Aérea rusa son de fabricación nacional, pues Corea del Norte no tiene la tecnología para fabricarlas. Pese a ello, he leído reportes en los que se señala que las tropas rusas se quejan de la manufactura norcoreana y tratan de no utilizarla debido a que puede ser peligroso; sin embargo, en la batalla los soldados usan lo que tienen a la mano”, anota Beristain.
En marzo pasado, el ministro de defensa de Corea del Sur sonó la alarma al reportar que desde inicios de 2023 Corea del Norte había enviado siete mil contenedores con municiones y material bélico a cambio de comida y ayuda económica. En su momento, funcionarios rusos y norcoreanos negaron la existencia de un trato de esas características. El funcionario surcoreano también mencionó que el régimen de Kim Jong-un ha utilizado la coyuntura europea para acelerar su programa armamentístico.
El plan ruso para el futuro de Asia del Este
El profesor Beristain asegura que la cooperación entre Putin y Kim Jong-un no atiende únicamente a la coyuntura del conflicto en Ucrania, él señala que los funcionarios del Kremlin ya han comenzado a idear estrategias para después de la guerra.
“Las altas esferas del gobierno ruso ya están tomando medidas para el postconflicto, y una alianza militar con Corea del Norte va a amarrar las intenciones tanto de Rusia y de China, pues un aliado fuerte en la región ayuda a forjar el balance internacional que vendrá después de la guerra en Ucrania. En este momento las acciones de Estados Unidos se encuentran detenidas por el conflicto entre Hamás e Israel y con las elecciones en noviembre, por ello, el acercamiento militar que se realice entre Rusia y Corea del Norte no solo obedece un fin práctico sino a una prospectiva una vez terminada la guerra en Ucrania”.
Rusia no es la única interesada en fortalecer lazos, Corea del Norte ha sido, por años, objeto de sanciones internacionales que limitan su posibilidad de comercio, por lo que ha buscado fortalecer sus relaciones con China y Rusia; una apuesta con la que intenta mantener su posición en la región y presentar un frente unido ante Estados Unidos y sus aliados, Corea del Sur y Japón.
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La posibilidad de una reunión entre Putin y Kim Jong-un ha encendido las alarmas entre Estados Unidos y sus socios, funcionarios surcoreanos y estadounidenses se han comprometido a monitorear la reunión, que consideran con el potencial de causar inestabilidad en la región.
De acuerdo con Beristain, no existe una intención rusa por disrumpir el status quo de la región , y las ayudas ofrecidas a Corea del Norte sirven como un incentivo para mantener la calma de un régimen conocido por exabruptos y demostraciones de fuerza.
“Rusia no busca interrumpir la balanza en el este de Asia, seguramente va a haber un acercamiento para ayudar a Corea del Norte a obtener sus propios satélites y otro avances tecnológicos, pero el Kremlin será muy cuidadoso para evitar que Corea del Norte ataque a aliados estadounidenses en la región, pues eso pondría en riesgo la seguridad territorial del sureste ruso. El apoyo ruso a Corea del Norte levanta las alarmas de los aliados estadounidenses en la zona y con ello forzará a Washington a aumentar el gasto y la presencia americana en la zona”, finaliza el académico.