La espera terminó para el electorado estadounidense en Denver en el primero de tres debates presidenciales.
El presidente Barack Obama y el candidato republicano Mitt Romney por fin se vieron de frente y no dudaron en aplicar sus armas que los últimos meses recetaron a distancia.
La cita fue en la Universidad de Denver y como moderador de este primer encuentro se presentó Jim Lehrer, editor ejecutivo de PBS.
En los primeros compases del enfrentamiento cara a cara, el republicano hizo un intento de mostrar su lado más humano y expresar su constante preocupación por el alto nivel de desempleo que impera en el país norteamericano.
La batalla verbal se dio en los escenarios de la economía, fuentes de energía, gobernabilidad, papel del Estado, seguridad social y salud.
Hubo momentos para ambos políticos donde afirmaron estar en la misma línea, pero en otras fueron firmes en atacar las posturas del oponente.
El candidato demócrata se pronunció a favor de la energía verde, a las cuales llamó las opciones “del futuro”, sin embargo, fue un tema que Romney usó para criticarlo al reclamarle el enorme gasto que hizo en este tipo de empresas cuando hay 23 millones de personas desempleadas.
Impuestos y déficit
A los dos se les vio enérgicos y participativos a la hora de hablar sobre el tema de los impuestos, tan recurrente y polémico por las posibles propuestas que pudieran lanzar.
Obama acusó a Romney de querer reducir los impuestos en 3 billones de dólares, pero de aumentar en 2 billones el gasto en defensa, lo que le quitaría al gobierno federal un total de 5 billones en el ingreso.
Lo anterior lo desmintió el ex gobernador de Massachusetts al decir que ese tipo de recortes no estaban en su plan.
Ambos compartieron la idea de que era necesario reforzar la clase media, sin embargo, el republicano culpó a las actuales políticas del presidente de estrangular a la población de medio ingreso y quitar empleos.
Y se cumplió lo esperado pues Mitt Romney aseguró que no reduciría los impuestos en la clase alta para liberar la economía norteamericana; después aseguró que ésta no era la solución a la crisis.
La plataforma de Romney se centró en apoyar a la pequeña empresa para que ésta pudiera generar gran cantidad de trabajos.
“Combatir el déficit no solo es un problema económico, sino moral”, dijo Romney. También agregó que había que hacer el Estado más pequeño y eliminar programas como “Obamacare”, como han denominado los republicanos al programa Medicare.
Obama en ocasiones se mostró titubeante y dubitativo, al lado de un Romney que se mantenía sonriente en todo momento.
No obstante, el presidente sacó a relucir el carisma que le caracteriza y logró sacarlo en más de una ocasión del apuro, como cuando se le agotaba el tiempo.
Al final, ambos dieron por concluido el enfrentamiento político y se estrecharon la mano para después lanzar una imagen que pasará a la posteridad: el presidente diciéndole algo al oído a su rival que contestó con una sonrisa.