El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tendrá que replantearse la decisión de regresar o no a los soldados que retiró de Siria el pasado mes de diciembre. Esto, después de que un terrorista suicida detonara un explosivo en Manbij, dejando sin vida a cuatro estadounidenses, entre ellos dos uniformados que aún no abandonaban el país de oriente próximo.
Trump tomó la decisión del retiro militar asegurando que el Estado Islámico (EI, o ISIS) estaba derrocado.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, compartió un comunicado a través de redes sociales, lamentando las pérdidas humanas.
“Gracias a las Fuerzas Armadas por su coraje. Ya habíamos derrotado el califato de ISIS y devastamos sus capacidades. Así como comenzamos a llevar a nuestras tropas a casa, le aseguramos al pueblo estadounidense, por el bien de nuestros soldados, sus familias y nuestra nación, que nunca permitiremos que el ISIS restablezcan sus asesinatos”, se lee en el texto oficial.
Momentos antes de que se registrara el incidente en Siria, Pence dijo ante un grupo de embajadores en la sede del Departamento de Estado en Washington, que la decisión de Trump de retirar a los soldados del país árabe se mantenía, recalcando que no tendría sentido regresarlos cuando el ISIS ya estaba desmoronado.
El mes pasado, Jim Mattis dejó su cargo como jefe del Pentágono porque, dijo, no estaba a favor de la decisión del gobierno de retirar a los soldados estadounidenses de Siria.
Mattis había advertido de que un repliegue prematuro de las tropas del país árabe podrían dejar un vacío en Siria, el cual sería aprovechado por el régimen del presidente sirio Bachar El Asad o sus apoyos.
