Respiro, ¿para quién?

Después de las elecciones celebradas hace 6 semanas en las que ningún partido logró los escaños suficientes para formar gobierno o establecer una coalición que se lo permitiera, los griegos volvieron el domingo a las urnas.

Sandra de Miguel Sanz Sandra de Miguel Sanz Publicado el
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"Las élites saben que en política es más importante lo que parecen los acontecimientos que lo que son. Y se trataba, por tanto, de conseguir desde el primer momento que se impusiera la idea de un éxito del orden establecido, aunque fuera a costa de forzar sensiblemente los datos que ofrecía la realidad”
Josep RamonedaFilósofo, escritor y periodista español
Nueva Democracia obtuvo 79 escaños frente a los 71 de Syriza. Pero por ser el ganador, el sistema griego le da 50 asientos adicionales

Después de las elecciones celebradas hace 6 semanas en las que ningún partido logró los escaños suficientes para formar gobierno o establecer una coalición que se lo permitiera, los griegos volvieron el domingo a las urnas.

Con un 98.6 por ciento de los votos escrutados, la ganadora fue la formación política conservadora a favor del rescate, Nueva Democracia, que obtuvo un 29.6 por ciento de los votos, esto es, 79 escaños. Pero como el partido ganador se lleva un bono de 50 curules más, en total alcanzó los 129. Sin embargo, tampoco alcanzó por sí sola los 151 necesarios para gobernar.

Syriza, la coalición de izquierda radical liderada por Alexis Tsipras, que se había consolidado en los últimos meses como una esperanza para todos aquellos que estaban hartos de las políticas de austeridad impuestas por Alemania, se quedó en el segundo lugar con un 26.8 por ciento de los votos, 71 escaños.

Amanecer Dorado, los neonazis que han causado tanto revuelo en los últimos meses por sus declaraciones contra los inmigrantes, los homosexuales, por su trato a los periodistas o por golpear a dos diputadas de izquierda en un programa de televisión en directo, mantuvieron el 7 por ciento de los votos alcanzado en las elecciones pasadas.

Gobierno formado

Para gobernar, Nueva Democracia tenía que establecer una coalición al menos con el Pasok, partido socialdemócrata que obtuvo el 12.3 por ciento de los votos, esto es, 33 escaños. 

Junto con esta formación, Nueva Democracia obtendría la cantidad de escaños suficientes para formar gobierno.

Después de varias negociaciones, estos dos partidos e Izquierda Democrática formaron gobierno y Samarás fue investido ayer primer ministro.

La novedad es que todos coinciden en que hay que renegociar las políticas de austeridad. 

En cualquier caso, la Eurozona ha suspirado aliviada porque sabe que –al menos por lo expuesto hasta ahora– los planteamientos de Nueva Democracia y el Pasok no serán tan exigentes como los anunciados por Alexis Tisipras, aunque habrá que esperar a ver cómo se desarrollan las negociaciones.

Por el momento, la canciller alemana Angela Merkel ya ha anunciado en la Cumbre del G-20 que no suavizará las condiciones del rescate bajo ninguna circunstancia.

Contradicciones

Pero Samarás tampoco resulta 100 por cien tranquilizador para el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, ya que aunque ahora presume de ortodoxia se opuso hace tres años, desde la oposición, a las condiciones del rescate.

Por su parte, el líder del Pasok, Venizelos, el Ministro de Finanzas que firmó las condiciones del segundo rescate, considera hoy imprescindible una renegociación.

Además, ambos malversaron fondos públicos, son en parte culpables de la actual situación y ahora pretenden ser también parte de la solución.

Análisis

La mayoría de los diarios empleó la palabra “respiro” para describir lo que suponía la victoria de Nueva Democracia para Europa.

En España, El País, ABC, El Correo, La Gaceta, La Voz de Galicia, Canarias 7, El Comercio, El Diario, El Faro de Vigo y La Nueva España colocaron en sus portadas la misma idea: Grecia daba un respiro a Europa y los partidarios del rescate habían ganado.

Pero, ¿realmente fue así? Lo cierto es que no exactamente. Nueva Democracia y el Pasok sumaban juntos el 42 por ciento de los votos.  Además, la suma de 162 escaños sólo se explica porque el sistema electoral griego privilegia al partido con más votos con un bono de 50 escaños. Sin este plus, Nueva Democracia tendría 79 escaños frente a los 71 de Syriza.

“Es este ejercicio de magia contable el que convierte la minoría electoral a favor del rescate en mayoría parlamentaria. Este es el gran éxito que celebra Europa”, escribió Josep Ramoneda en el artículo de opinión “Las élites y sus comparsas” publicado en El País.

Otro de los factores que conviene tener en cuenta para entender los resultados en relación con los de las elecciones que tuvieron lugar el 6 de mayo es la presión ejercida por las élites políticas y los medios de comunicación, especialmente la de los alemanes. 

Éstas no respetaron la campaña al influir en la misma con amenazas y presiones para evitar un triunfo de Syriza, a cuyo líder, Alexis Tsipras, muchos calificaron de loco.

Ramoneda, periodista, filósofo y escritor español, señala además en su artículo que Europa está celebrando el regreso al poder de dos partidos de los que se conoce abiertamente su corrupción y su implicación en la malversación de fondos:

“Europa celebra, sin ningún rubor, que ha ganado uno de los políticos que mejor representa la corrupción del sistema griego.”

Por tanto, a pesar de que Samarás ha introducido un ligero cambio en su discurso al señalar que incluirá medidas que fomenten el crecimiento, no se esperan grandes cambios y cabe señalar que todo apunta a que el “respiro” sólo será para los líderes de la Eurozona que esperan el estricto cumplimiento del memorándum y la rigurosa aplicación de las políticas de austeridad.

Es difícil que el “respiro” lo tengan los ciudadanos griegos en un país donde el desempleo ronda el 25 por ciento, donde el nuevo gobierno tendrá que despedir a 150 mil funcionarios y endurecer las políticas de ajuste o donde hay hospitales sin materiales imprescindibles como jeringuillas o gasas.

La situación no queda, por tanto, resuelta. Samarás, quien pretende estar en el gobierno hasta el 2014, tendrá que enfrentarse a un país dividido en el que el rechazo a la austeridad es popular entre la mayoría de la población y en el que el malestar social no para de crecer.

La culpa es del euro

El economista y divulgador Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008 lo tiene claro: la culpa es del euro.

En un artículo titulado “La víctima griega” defiende la siguiente tesis: si bien la economía, la política y la sociedad griegas tienen fallas, no son las que causaron la crisis de Grecia.

Los orígenes hay que buscarlos en Bruselas, Frankfurt y Berlín, donde se creo un sistema monetario, a su juicio, profundamente defectuoso.

A esto se sumó la sustitución de un análisis riguroso por lecciones de moral, lo que según el Nobel agravó el problema.

En el artículo también desgrana los defectos griegos que sí eran ciertos y los que eran tan sólo mitos. Así, por ejemplo, explica que, efectivamente, hubo en Grecia corrupción, evasión fiscal, un Gobierno derrochador o una baja productividad laboral si se comparaba con el resto de países de la zona euro.

Sin embargo, Krugman insiste en que la idea de que los griegos son vagos es completamente falsa, puesto que trabajan más horas que casi todos los países de Europa y más que Alemania. 

En la misma línea, niega que hubiera un Estado del Bienestar derrochador. Si se compara el porcentaje de gasto social del PIB con otros países resulta que el de Grecia era más bajo que el de Suecia o Alemania.

Para Krugman, la culpa es del euro. Según él, se pretendió crear una moneda única sin un gobierno central fuerte como lo hay en Estados Unidos y eso fue un gran error.

Además, explica que desde que Grecia entró al euro se produjeron los siguientes fenómenos: entró más capital extranjero porque se consideraba una inversión segura, la economía se aceleró, aumentó la inflación y bajó la competitividad.

Si bien no niega que los gobiernos griegos sí despilfarraron, asegura que los de la burbuja del euro hicieron igual

Su conclusión: con la burbuja inmobiliaria, los fallos esenciales del sistema del euro se volvieron muy evidentes. 

“Por eso Grecia, aunque no exenta de culpa, se encuentra en apuros principalmente debido a la arrogancia de las autoridades europeas, (…) Y estas mismas autoridades han empeorado la situación al insistir, a pesar de las pruebas, en que todos los problemas de la moneda estaban causados por el comportamiento irresponsable de esos europeos del sur, y que todo funcionaría si la gente estuviera dispuesta a sufrir un poco más”, alerta en su texto el economista.

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