Grupos de manifestantes se enfrentaron violentamente con las fuerzas de seguridad el viernes en Hamburgo, prendiéndole fuego a automóviles y tratando de irrumpir en el centro de convenciones donde se celebra la cumbre del G20.
Enfrentada a un segundo día de disturbios, la policía despachó a otros 900 agentes a custodiar la ciudad, provenientes de otras regiones del país. Más de 160 agentes resultaron heridos, decenas de manifestantes fueron llevados a hospitales y más de 70 activistas fueron arrestados.
La canciller alemana Angela Merkel condenó la violencia, tildándola de “inaceptable”.
“Puedo comprender totalmente las manifestaciones pacíficas”, dijo Merkel, “pero las protestas violentas ponen en riesgo a la gente, ponen en riesgo a la policía y a las fuerzas de seguridad, ponen en riesgo a los habitantes, y eso es inaceptable”.
Merkel agradeció a las fuerzas de seguridad por su labor, de proteger a la cumbre del Grupo de los 20 realizada en un centro de convenciones en una zona de acceso restringido.
Miles de policías antimotines vigilaban unas 30 marchas de protesta. La mayoría de las marchas fueron pacíficas y hasta creativas, pero algunos de los alzados lanzaron bombas molotov, tubos de hierro y piedras.
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Más de 20 mil agentes fueron apostados para proteger las calles, los cielos y los ríos de la ciudad.
La policía usó camiones lanzaaguas para dispersar a los manifestantes, mientras otros agentes tuvieron que sacar a rastras a los descontentos que se habían sentado en las vías de acceso al centro de convenciones y que habían gritado insultos y burlas contra los convoyes que iban entrando.
Además los manifestantes le impidieron a la primera dama estadounidense Melania Trump llegar al lugar donde las demás primeras damas realizaban un evento.
La violencia parecía empeorar el viernes, cuando un grupo de activistas irrumpieron en una estación de trenes clausurada, tras doblar los postes de hierro en la entrada. La policía respondió con chorros de agua para evacuar la estación de Landungsbruecke.
Los manifestantes repetidamente trataron de irrumpir en la zona restringida, entre ellos 22 nadadores de Greenpeace que trataron de llegar a la zona desde el río Elba, pero no lo lograron, según la policía.
Más tarde, los activistas trataron de llegar a la Sala de la Orquesta Filarmónica de Hamburgo, donde los líderes mundiales iban a escuchar un concierto y asistir a una cena. Buques de Greenpeace propalaron música a alto volumen para entorpecer el encuentro.
La policía condenó “la asombrosa criminalidad y el alto potencial de violencia”, y tuiteó una foto de un policía con una herida sangrante, producto de una piedra lanzada por los alzados.
Para algunos residentes las protestas han hecho un caos de la ciudad y algunos negocios están cerrados. Sin embargo, otros expresaron su apoyo y colocaron en bares carteles que decían “bienvenidos manifestantes”, “G20 ve por una cerveza” o “la abuela y el abuelo están en contra del G20”.