Reino Unido no es bienvenido

El jueves, Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea tras un referendo. El resultado llevó al Primer Ministro David Cameron a anunciar su renuncia y representa el mayor golpe a las aspiraciones de mayor unidad del bloque desde la Segunda Guerra Mundial.

Ayer, durante la sesión plenaria extraordinaria convocada en Bruselas para tratar el Brexit, el líder del partido euroescéptico británico (UKIP), Nigel Farage, fue abucheado e interrumpido durante su discurso en el que aseguró que su proyecto no es un fracaso.

Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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El jueves, Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea tras un referendo. El resultado llevó al Primer Ministro David Cameron a anunciar su renuncia y representa el mayor golpe a las aspiraciones de mayor unidad del bloque desde la Segunda Guerra Mundial.

Ayer, durante la sesión plenaria extraordinaria convocada en Bruselas para tratar el Brexit, el líder del partido euroescéptico británico (UKIP), Nigel Farage, fue abucheado e interrumpido durante su discurso en el que aseguró que su proyecto no es un fracaso.

“La razón por la que están ustedes tan tristes y tan enfadados está clara: ustedes están negando el fracaso de su proyecto europeo”, dijo a los europarlamentarios.

El debate parlamentario ocurrió horas antes de que el Primer Ministro británico, David Cameron, se reuniera con los líderes de la Unión Europea por primera vez desde el referéndum. Los otros 27 líderes hablarán hoy sin él para planear sus siguientes pasos.

Los liderazgos de la UE comenzaron a trazar un futuro sin Gran Bretaña y exhortaron a que Londres se separe lo más rápido posible del bloque en busca de poner fin a la incertidumbre que está afectando los mercados financieros mundiales.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue quien convocó a la reunión ya sin Cameron.

La asamblea se efectuaría en septiembre, en la capital de Eslovaquia (Bratislava), para forjar los planes futuros del grupo de países ya sin el Reino Unido.

De acuerdo a la AP, el martes Cameron tuvo conversaciones con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, poco antes de una cumbre en Bruselas.

Gran Bretaña busca afianzar una perspectiva de cómo serían sus relaciones con la Unión Europea una vez que salga.

Juncker y otros líderes europeos insisten en que no habrá ningún tiempo de negociaciones hasta que Gran Bretaña active el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que genera un proceso de dos años para separarse del grupo creado para unir a Europa tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

‘Que el Reino Unido clarifique su posición’

En una inédita sesión de emergencia del Parlamento Europeo, convocada después del referendo británico del jueves, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker exigió que Gran Bretaña clarifique su futuro.

“Quiero que el Reino Unido clarifique su posición. No hoy, no mañana a las 9:00 de la mañana, pero rápidamente”, dijo al parlamento. “No podemos continuar en un período prolongado de incertidumbre”.

El funcionario indicó que prohibió a los miembros de la comisión mantener conversaciones secretas con los británicos antes de que Londres invoque la cláusula de salida.

“Nada de notificaciones. Nada de negociaciones”, señaló en medio de fuertes aplausos.

Por su parte el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ya elaboraba planes a largo plazo. Dijo que de los jefes de gobierno y de Estado de la Unión Europea —con la exclusión de Cameron— sostendrán una reunión especial en septiembre para analizar “el nuevo proceso de reflexión, el nuevo impulso para Europa, un nuevo futuro para Europa”.

La reacción inmediata en el Parlamento Europeo fue emotiva.

Farage recibió rechiflas cuando exhortó a Europa a celebrar un buen acuerdo comercial con Gran Bretaña cuando salga, y dijo que en caso contrario la industria automotriz alemana perdería empleos.

“¿Por qué no actuamos de manera pragmática, sensata, adulta, racional… y llegamos a un acuerdo sensato sin tarifas?”, se preguntó.

En un discurso —interrumpido por los abucheos— Farage advirtió que “el Reino Unido no será el último Estado miembro que abandona la Unión Europea”.

La postura la refrendó la diputada europea y dirigente del Frente Nacional de Francia, Marine Le Pen, quien calificó el voto británico que provocó el Brexit como una “victoria extraordinaria para la democracia, una cachetada a un sistema europeo basado cada vez más en el miedo, la extorsión y las mentiras”.

La canciller alemana Angela Merkel dijo que empeñará “todas sus fuerzas” para impedir la disgregación de la Unión.

Nada será igual

Los dirigentes en favor de la salida británica esperan que el país siga gozando de muchos privilegios empresariales del mercado interno de la Unión Europea a la vez de poder negar a los ciudadanos europeos el ingreso a Gran Bretaña para enfrentar las inquietudes por la inmigración que fueron un factor clave en la votación.

Merkel, quien encabeza la primera economía europea, dijo claramente que eso era imposible.

En un discurso en el parlamento alemán antes de viajar a Bruselas, la canciller alemana aseguró que Gran Bretaña mantendrá “estrechas relaciones” con la UE, pero que Londres no puede esperar que todo siga como antes.

La lengua de la desunión

La Unión Europea cuenta con 24 idiomas oficiales y de trabajo, y cada uno de los 28 países miembros tienen derecho a nominar a uno. Ante la salida de Reino Unido del grupo queda la duda de si el inglés seguirá siendo un idioma oficial.

Mientras el Reino Unido nominó el inglés, Irlanda eligió el gaélico y Malta postuló al maltés. Ello implica que tras el Brexit, el inglés podría quedar marginado.

Alemania y Francia desde hace tiempo han presionado para que sus idiomas sean usados con más frecuencia en los trámites de Bruselas, pero ha sido difícil reemplazar al inglés como la lengua franca de Europa.

En realidad el reconocimiento de cada lenguaje oficial tiene ramificaciones políticas, diplomáticas y culturales.

Con esta problemática se da por hecho que la lengua, fenómeno que une, también desune.

En el discurso oficial ante el Parlamento Europeo, en que reconoció con tristeza la pérdida de Gran Bretaña como miembro de la UE, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker habló ayer sólo en francés y en alemán.

En previas ocasiones había usado el inglés, especialmente cuando hablaba de temas concernientes a Gran Bretaña, pero Gran Bretaña ya no está.

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