La batalla por Kobani, en la frontera entre Siria y Turquía, representa más que el control de un sitio estratégico; es una lucha simbólica.
Dado el tamaño de la ciudad, el Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) ha destinado un número impresionante de hombres y armamento para intentar tomarla.
Y es que, una victoria de los yihadistas en Kobani significaría que resistieron y vencieron no solo a las disciplinadas y efectivas fuerzas kurdas que, contra viento y marea, han logrado frenar los embates de ISIS, sino que representaría una victoria sobre Estados Unidos.
Tal éxito no solo aumentaría la moral de sus tropas. También les ayudaría en sus esfuerzos por reclutar a más combatientes.
Avance de miedo
Desde que ISIS comenzó su avance hacia Kobani a mediados de septiembre, aproximadamente 160 mil sirios, la mayoría de la etnia kurda, huyeron de la zona.
Una vez que llegaron a los límites de la ciudad, a inicios de este mes, los yihadistas emprendieron un embate contra el ejército kurdo que actualmente defiende la plaza.
“Combatientes del Estado Islámico, apoyados por tanques y artillería, embistieron Kobani, desatando arduas batallas callejeras con los defensores kurdos”, reportó The Guardian el pasado 7 de octubre.
Mientras tanto, Estados Unidos (EU) realizaba ataques aéreos para degradar las posiciones yihadistas.
Fuerte resistencia
A pesar de tener todos los pronósticos en contra, la resistencia kurda y los bombardeos de EU han logrado contener el avance de ISIS y liberar varias áreas de la zona, donde ahora los kurdos mantienen control.
Durante los últimos días, cruentas imágenes han aparecido de combatientes kurdos desfilando con los cadáveres de militantes mientras la población local aplaude.
“Si ISIS nos sigue proveyendo objetivos claros, como lo ha hecho en el área de Kobani, entonces atacaremos esos objetivos, como lo hemos hecho muy, muy efectivamente aquí últimamente”, declaró ayer el General estadounidense Lloyd. J. Austin.
Sin embargo, la batalla aún no termina.