Racismo Asesino
La muerte de la activista Marielle Franco y el mantero senegalés Mame Mbaye ha revivido la discusión contra el racismo en diferentes países. Su fallecimiento ha provocado manifestaciones en contra del odio racial en Brasil y España
Mariana RecamierLas personas siguen siendo discriminadas y agredidas por cuestiones raciales. Mujeres y hombres negros, indígenas y cualquiera que no tenga la piel blanca se mueve con miedo por el mundo porque el racismo continúa presente en todas las sociedades.
Este año el racismo ha provocado la muerte. Uno de los casos más recientes de odio en contra de las personas negras es el asesinato de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco. Su muerte no sólo es un crimen político contra una de las principales figuras de la nueva izquierda brasileña, sino también la pérdida de una mujer negra que defendía los derechos de las personas racializadas.
Franco protegió hasta sus últimos días a un sector vulnerable en Brasil. El Atlas de la Violencia 2017 revela que los jóvenes negros y con baja escolaridad son las principales víctimas de muertes violentas en este región del mundo. De cada 100 personas asesinadas en este país, 71 son negras.
Cuando fue asesinada, la activista provenía de participar en un acto por los derechos de las mujeres negras en el barrio de Lapa, en el centro de Río de Janeiro. Entre sus principales acciones como activista siempre denunció la violación de los derechos de las personas negras y pobres.
Por otra parte, Franco siempre se empeñó en revalorizar la ancestralidad, la memoria y la cultura negra, es decir, protegió ese pasado y presente negro que se pretende ocultar en muchos países del mundo.
También luchó para evitar los desalojos y los continuos abusos policíacos en contra de las personas negras, especialmente defendió los derechos de las mujeres negras y las disidencias sexuales.
El espíritu de lucha de esta activista brasileña sigue vivo. Las mujeres que se manifestaron para mostrar su indignación ante la muerte de Franco no permitieron que se olvidara que se había asesinado a una mujer negra que defendía los derechos de las personas como ella.
Decenas de mujeres negras que participaron en estas protestas usaron guantes negros y levantaron sus puños en alto, un guiño que recordó a los movimientos que luchan por los derechos de las personas negras.
Morir sin derechos
Lejos del Cono Sur, Mame Mbaye falleció el jueves pasado de un infarto en Lavapiés, un barrio de Madrid. Era un mantero negro de 35 años que murió tras una persecución judicial, de acuerdo a los testimonios de varios testigos y un compañero del vendedor.
Después de su fallecimiento, sindicatos de manteros y organizaciones antiracismo se manifestaron contra este acontecimiento que calificaron como un acto de “racismo institucionalizado”.
Las personas negras sin papeles que se dedican a la venta informal como Mbaye son perseguidas por las autoridades españolas. El vendedor carecía de papeles a pesar de que vivía desde hace 12 años en España. Sindicatos de manteros afirmaron que las instituciones españoles no le permitían acceder a la residencia.
La organización contra la xenofobia y la discriminación racial SOS Racismo dijo que los manteros, personas que venden zapatos, gafas, perfumes o bolsos sobre mantas en la calle, viven amedrentados y amenazados por la policía y la ley española.
La asociación denunció a través de un comunicado que la muerte del senegalés fue provocada por el racismo institucional.
“Denunciamos cómo la situación de Mame Mbaye Ndiaye demuestra una vez más cómo el racismo institucional ejercido mediante la Ley de Extranjería condena a muchas personas a vivir excluidas y sin derechos”, aseguró SOS Racismo.
Esta organización también mencionó que considera que las “redadas racistas y paradas por perfil étnico” ejercidas por las autoridades suponen una “constante persecución, criminalización y estigmatización de migrantes y racializados con consecuencias que pueden llegar a la muerte”.
Ante esto, la organización exigió la derogación de la Ley de Extranjería y de todos los mecanismos de control y exclusión amparados bajo ella, tales como las redadas racistas, las paradas por perfil étnico, los Centros de Internamiento de Extranjeros o las deportaciones.
De acuerdo al último informe de SOS Racismo, durante el año 2016 la organización recibió un total de 309 denuncias de actos racistas en España. La mayor parte de denuncias registradas por esta organización se pueden clasificar como racismo institucional con 82 casos y seguidas de conflictos y agresiones racistas con 51 incidentes.
Los incidentes relacionados con cuerpos policiales y personal de seguridad privada, como en el caso de Mbaye, han sido objeto de abundantes denuncias. En el año 2016 suponían el 15 por ciento de las denuncias registradas.
Las cifras aumentaron en 2017. Esta semana se presentó el informe (In) visibles. El estado del racismo en Catalunya 2017, elaborado también por SOS Racismo. En este documento la organización reveló un registro de 485 denuncias por racismo sólo en esta comunidad autónoma.
El ascenso de las muestras racistas no es exclusivo de algunos países. Este martes, el secretario general de las Naciones Unidas António Guterres alertó sobre un aumento de la xenofobia, el racismo y la intolerancia alrededor del mundo.
El secretario citó el trato “atroz” a los musulmanes rohinyás en Myanmar, el resurgimiento de los puntos de vista neonazis en los partidos políticos de extrema derecha y las falsas acusaciones contra los refugiados y migrantes, a quienes se les niegan sistemáticamente sus derechos y se les califica como una amenaza para las sociedades a las que intentan unirse.
“Todavía tenemos un largo camino por recorrer antes de que terminemos con las actitudes, las acciones y las prácticas discriminatorias que afectan nuestro mundo”, dijo el titular de la ONU.
El secretario general aseguró que se tiene que frenar a los líderes mundiales que difunden la idea de superioridad racial. Agregó que se deben proteger a los jóvenes de las ideologías extremistas en contra de las personas racializadas.
La muerte de Franco y Mbaye demuestran que el odio a las personas negras y migrantes se mantiene en diferentes puntos del mundo. Sus casos sólo regresan el lente a un problema social que no se ha logrado exterminar, sino que al contrario, avanza por todo el mundo.