Aunque están a miles de kilómetros de distancia, México y Siria comparten cifras alarmantes.
Ayer, al escuchar la frase “Casi 70 mil personas han perdido la vida” en voz de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay –mientras hablaba de los fallecidos en la guerra civil Siria–, lo primero que me vino a la mente fue México y las víctimas de la guerra contra el narcotráfico.
Según recuentos periodísticos, tomando en cuenta cifras oficiales y reportes de agrupaciones civiles como el Movimiento por la Paz, el número de víctimas mortales por la lucha contra el crimen organizado durante el sexenio calderonista está por lo menos en 70 mil.
Pero lo que en México tomó seis años, en Siria se alcanzó a poco menos de 24 meses de que la oposición se reveló en contra del dictador Bashar Al Assad.
Civiles pagan el precio
En sus declaraciones, Pillay dijo que el conflicto sirio “ha sido desastroso y los civiles de todos los bandos han pagado el precio”.
Y es que los enfrentamientos para intentar derrocar al mandatario han afectado no solo a los soldados que apoyan el régimen y a los rebeldes, sino que han destruido poblados y afectado la vida de millones de civiles.
Al momento, existe registro de casi 800 mil exiliados desde el inicio del conflicto sirio. La ONU advirtió el viernes que para junio el número de refugiados podría ascender a un millón.
La situación en México no es distinta. Aunque diversas fuentes hablan de que la lucha contra el crimen organizado ha ocasionado el desplazamiento de más de 250 mil personas, existen otros conteos que reportan cifras mucho más altas.
Una senadora priista dijo este año que aproximadamente 1.2 millones de mexicanos se han visto obligados a cambiar de residencia a causa de la violencia generada por los enfrentamientos entre los cárteles de droga y las autoridades.
La cifra de soldados abatidos ha ido en aumento desde que salieron a las calles.
Según cifras oficiales, 224 militares fueron asesinados durante la administración de Felipe Calderón, de los casi 50 mil que en promedio se dedicaron mensualmente a realizar labores de combate.
En Siria, el número de soldados abatidos en conflicto asciende a más de 10 mil.
Ambos conflictos han traspasado fronteras.
La frontera entre Turquía y Siria es una de las más afectadas. Los francotiradores presentes en el área intimidan y victimizan hacia ambos lados.
La violencia en la zona fronteriza en México también se ha visto alterada negativamente por la presencia de los cárteles de la droga en el país.
A finales del año pasado, 100 países reconocieron a la oposición siria, porque representan “los intereses del pueblo”.
Por otro lado, la guerra contra el narcotráfico en México también ha captado la atención internacional.
Desde países que condenan la violencia, hasta otros como Estados Unidos que incluso adoptan tareas como entrenar a soldados mexicanos.
Al respecto de Estados Unidos, el gobierno ha decidido no intervenir en el conflicto sirio. Funcionarios han argumentado en reiteradas ocasiones que, por ejemplo, tienen miedo de enviar armas a los rebeldes porque podrían terminar “en las manos equivocadas”.
La diferencia es que México es frontera con el país norteamericano, por lo que cuestiones como el tráfico ilegal de armas han hecho que estas lleguen a manos de los narcotraficantes.
Ayer, Navi Pillay volvió a solicitar que el caso de Siria sea la Corte Penal Internacional. En 2011, más de 23 mil civiles denunciaron al gobierno mexicano ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad.