Pólvora egipcia

La política y la sociedad en Egipto se han convertido en una bomba de tiempo que puede estallar dentro de unos días.

El referéndum de la nueva Constitución, a celebrarse el próximo 15 de diciembre, puede ser la chispa que haga explotar la volátil situación en la que se encuentra el país.

Jorge Mireles Jorge Mireles Publicado el
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"Las protestas y las huelgas eventualmente conducirán a un paro general hasta que nuestras demandas sean escuchadas, pero toma tiempo organizarse y movilizarse"
Karima HefnawiMiembro del Frente Nacional de Salvación
El decreto del presidente garantiza a los militares el derecho a detener civiles, aunque no se acerca a una declaración de la Ley Marcial

La política y la sociedad en Egipto se han convertido en una bomba de tiempo que puede estallar dentro de unos días.

El referéndum de la nueva Constitución, a celebrarse el próximo 15 de diciembre, puede ser la chispa que haga explotar la volátil situación en la que se encuentra el país.

Los elementos están reunidos: un presidente que ha tomado decisiones arriesgadas en el último mes, una oposición que ha convocado a boicotear el refrendo de la Carta Magna, simpatizantes del gobierno que han salido a las calles a mostrar su apoyo, y el ejército egipcio, dotado de las facultades para hacer detenciones arbitrarias.

La primera crisis postelectoral en Egipto, situado al norte de África, comenzó el pasado 22 de noviembre.

Ese día, el mandatario decidió ampliar sus poderes de forma unilateral por temor a que una corte disolviera la asamblea encabezada por su brazo político, la Hermandad Musulmana.

Además, blindó de cualquier intervención judicial el comité a cargo de la elaboración de la nueva Constitución.

Desde entonces, miles de egipcios han salido a las calles a protestar por lo que consideran una vuelta a los días dictatoriales del derrocado Hosni Mubarak, quien gobernó por 30 años.

Otros miles más salieron a demostrar su simpatía  por el primer presidente civil y por el gobierno islamista.

Para liberar un poco la presión generada, el presidente Mohamed Morsi dio marcha atrás a su decreto de estar libre de cualquier escrutinio judicial el pasado 9 de diciembre.

Los elementos ‘explosivos’

Los sucesos de los días anteriores ponen a la estabilidad de Egipto pendiendo de un hilo.

Poco después de que Morsi prescindiera de los poderes absolutos que él mismo se adjudicó, anunció que los militares tienen la autoridad de arrestar a civiles a fin de “proteger el referéndum” de la Carta Magna.

El Ejército estará resguardando los edificios públicos en los que se podrá votar a favor o en contra.

Desde hace unos días, barreras de concreto y alambrados de púas cercan las inmediaciones del palacio presidencial.

Las últimas tres semanas han ocurrido un gran número manifestaciones a favor y en contra del mandatario en las cercanías del recinto administrativo y en la emblemática Plaza Tahrir. 

Los opositores, conformados por seculares, liberales y simpatizantes del viejo régimen, desaprueban las nuevas leyes redactadas casi en su totalidad por islamistas.

Temen que el país se precipite hacia una nación regida por la Ley Islámica –mejor conocida como la sharía o reglas basadas en el Corán– publicó ayer el diario estadounidense Los Angeles Times.

Simpatizantes y detractores de Morsi llamaron a protestar el sábado, en un choque que puede tener consecuencias fatales.

Desde el 22 de noviembre a la fecha, unas ocho personas han muerto y otros 700 han resultado heridos a causa de los enfrentamientos entre manifestantes.

Y a la crisis política se le suma la económica, ya que el Fondo Monetario Internacional retrasó la entrega del préstamo de 4 mil 800 millones de dólares a Egipto para el próximo mes, anunció el ministro de Finanzas Mumtaz al-Said.

El país sufre los estragos de una economía golpeada por la inestabilidad social y que tambaleaba desde los últimos dos años del gobierno de Mubarak.

Ayer, el ministro de Defensa Abdel-Fattah el-Sissi invitó a políticos, artistas y atletas a formar parte de los diálogos a realizarse hoy en la Villa Olímpica de la costeña ciudad de Sharm-el-Sheikh, informó The Associated Press.

Autoridades del Ejército, considerados protectores de las tradiciones seculares, advirtieron que habrá consecuencias desastrosas si no se resuelve la crisis constitucional.

“Mantener el referéndum tiene el riesgo de empujar al país hacia una confrontación violenta”, dijo el grupo de oposición denominado Frente Nacional de Salvación (NSF, por sus siglas en inglés) en un mensaje.

El NSF está integrado por figuras políticas como el ganador del Premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei.

Sin embargo, el jefe de estado egipcio rechazó retrasar el referéndum después del sábado.

Los próximos días serán vitales para Egipto.

Si el gobierno no llega a un acuerdo con la oposición, estaremos presenciando un nuevo fracaso de la Primavera Árabe.

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