Hasta hace unos días, Mahmud Mujahid era un “forever prisioner”, o prisionero por siempre. Hoy, el yemení de 34 años podría regresar a casa.
La orden ejecutiva de Barack Obama, emitida desde 2011, de revisar los casos de los encarcelados en Guantánamo, por fin tuvo resultados serios.
Según anunció el Pentágono el pasado jueves, la primera evaluación a cargo de la Junta de Revisión Periódica (PRB, por sus siglas en inglés), determinó que no hay evidencias de que Mujahid, quien lleva más de 10 años en prisión acusado de pertenecer a Al Qaeda y de ser guardaespaldas de Osama Bin Laden, suponga una amenaza.
“Por consenso, los miembros del PRB encontraron que la continuada ley de detención de guerra ya no es necesaria para proteger contra una amenaza significativa para Estados Unidos y que, por tanto, Mujahid es elegible para transferir a una seguridad adecuada y condiciones de trato humanitario”, informó el Departamento de Defensa de EU.
Con esta decisión, la figura de “detención indefinida” se reduce a 45 custodios, y Mujahid se une a otros 76 detenidos cuya repatriación ha sido técnicamente aprobada.
De estos 76, 55 son yemeníes y están a la espera, al igual que el recién transferido, de que un programa de rehabilitación apropiado esté disponible, de que la situación de seguridad en su país natal mejore o de encontrar una opción adecuada de reasentamiento en un tercer país.