La información sobre las víctimas mortales de ETA no es clara. Los datos públicos de más de 50 casos se contradicen dependiendo de la fuente oficial de la que provienen. Ni siquiera hay certeza de la primera persona que murió por los ataques terroristas de esta organización que se disolvió oficialmente el pasado viernes.
Existen casos cuyos datos no coinciden o presentan contradicciones cuando se hace un cruce de fuentes, según la investigación presentada en el “Informe sobre la situación procesal de los atentados perpetrados por organizaciones terroristas con resultado de muerte entre 1960 y 2014” de la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del gobierno vasco.
La primera muerte analizada en este informe por orden cronológico es el de Begoña Urroz Ibarrola, quien supuestamente murió el 28 de Junio de 1960. Esta niña tenía 22 meses de edad cuando fue alcanzada por una bomba colocada en la estación de ferrocarril de Amara, en la provincia española de Guipúzcoa.
Begoña es la primera víctima de ETA reconocida oficialmente por el Ministerio del Interior. Sin embargo, en su página web el Ministerio menciona que la primera muerte por un atentado de la banda terrorista fue la del guardia civil José Antonio Pardines Arcay en 1968.
La Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT) no incluye a la niña como víctimas de la organización porque su registro arranca en 1968, pero sí lo hacen Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (COVITE) y la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT). Begoña también figura como la primera víctima de ETA en el libro Vidas Rotas y La derrota de ETA. De la primera a la última víctima.
Por otra parte, el atentado no fue atribuido a dicha organización hasta 1992, treinta y dos años después del cometido. Una reciente investigación permitió localizar en mayo de 2013 un informe policial de 1961 que atribuye la responsabilidad de la muerte de Begoña al Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL).
Por la falta de constancia en los datos sobre la supuesta primera víctima de ETA, el informe incorporó este caso en su listado de atentados de autoría desconocida y otros. Bajo esta clasificación se encuentran 11 víctimas más.
En esta situación de imprecisión de datos están 50 casos más, pero todos están clasificados en diferentes categorías dentro del informe de la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del gobierno vasco.
Estas inconsistencias en los datos de cada víctima repercuten en el conteo total de delitos cometidos ETA. De acuerdo a la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del gobierno vasco, esta entidad tiene un registro de 849 víctimas mortales provocadas por los actos terroristas de ETA. De estos casos, 546 tienen sentencia, no obstante, 197 aún están sin esclarecer, de los cuales 170 están bajo el estatus de sobreseimiento, es decir, con proceso suspendido por falta de pruebas u otra causa y 27 están archivados.
Estos datos contrastan con los de las víctimas e intelectuales que crearon la petición en Change.org “ETA quiere poner el contador a cero”. Los promotores de esta denuncia piden justicia ante 853 asesinatos cometidos por los etarras y 358 homicidios que están sin esclarecer, así como casi 2 mil 600 heridos, 100 mil exiliados y los 10 mil empresarios extorsionados.