Beatriz tiene 22 años y su vida peligra por un embarazo de alto riesgo cuyo bebé podría no sobrevivir al parto.
Su situación es complicada, ya que vive en El Salvador, donde la interrupción de la gestación está prohibida en todos los casos.
A sus 20 semanas de embarazo, hace poco inició una lucha por su propia vida, con el apoyo de organizaciones como Amnistía Internacional (AI) y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
La joven, quien padece lupus, anemia e insuficiencia renal, ha pedido ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, autorizar un aborto terapéutico, debido a sus problemas de salud y a que el bebé es anencefálico (carece de cerebro y cráneo).
A pesar de un informe emitido por el Hospital Nacional de Maternidad donde Beatriz es tratada, que considera que es necesaria la finalización del embarazo, el gobierno no ha dado respuesta alguna.
“La vida de Beatriz pende de un hilo debido a demoras injustificables por parte de las autoridades”, indicó AI en un comunicado emitido a finales de la semana pasada en el que exigían una resolución oportuna al caso.
El tema ha generado gran controversia en el país, pues sectores como la Iglesia Católica y grupos contra el aborto consideran que hay una manipulación y conspiración en el caso para legalizar la interrupción de embarazos.
