El periódico New York Times se encuentra entre las tendencias de este domingo después que su columnista Charles Blow exigiera cancelar a dos de los personajes de Looney Tunes, Speedy Gonzales y Pepe Le Pew.
Aunque lo que ha llamado más la atención de los lectores son los argumentos que el columnista da sobre Pepe Le Pew, pues de acuerdo con Blow se está contribuyendo desde la niñez a “normalizar la cultura de la violación“.
En su columna, Blow celebró que varios libros del Dr. Seuss, quien incluía en sus historias a personajes como el Grinch, el Lorax y el gato en el sombrero, fueran sacados de circulación por ser presuntamente racistas.
RW blogs are mad bc I said Pepe Le Pew added to rape culture. Let’s see.
1. He grabs/kisses a girl/stranger, repeatedly, w/o consent and against her will.
2. She struggles mightily to get away from him, but he won’t release her
3. He locks a door to prevent her from escaping. pic.twitter.com/CbLCldLwvR— Charles M. Blow (@CharlesMBlow) March 6, 2021
Sin embargo, en su columna titulada Six Seuss books bore a bias, Blow indico que “el racismo debe ser exorcizado de la cultura, incluida, o tal vez especialmente de la cultura infantil”.
Por otra parte, Blow critica otro conocido protagonista de los dibujos de la Warner, el ratoncito Speedy Gonzales, “cuyos amigos ayudaron a popularizar el estereotipo corrosivo de los mexicanos borrachos y letárgicos”.
De hecho, el autor afroamericano criticó también a un personaje secundario de los dibujos de Tom y Jerry, Mammy ‘Two Shoes’, “una criada negra corpulenta que hablaba con fuerte acento”.
Blow también ataca las películas de Tarzán (“sobre un hombre blanco semidesnudo en medio de una jungla africana que conquista, domestica y burla a los negros de allí, que son retratados como primitivos, si no salvajes”).
Su crítica también se dirigió hacia el cine del Oeste, “que describía regularmente a los nativos americanos como salvajes agresivos y sedientos de sangre contra los que valientes hombres blancos se veían obligados a luchar”.
“Enseñar a un niño a odiarse o avergonzarse de sí mismo es un pecado contra su inocencia y un peso contra sus posibilidades”, concluyó.