¿Qué pasará con Monsanto y sus productos, ahora que han sido adquiridos por Bayer?

El nombre de la empresa productora de semillas transgénicas desaparecerá del mapa aunque sus productos más emblemáticos se seguirán vendiendo por todo el planeta

Autoridades comerciales aprobaron la operación más costosa de la historia de Alemania: la compra de Monsanto por parte de Bayer.

Monsanto, quien es la mayor productora de semillas a nivel mundial, y que se ha visto envuelta en el escándalo tras acusaciones de vender productos transgénicos y herbicida glifosato, perderá su nombre tras la millonaria transacción que se calcula en 63 mil millones de dólares.

Los acuerdos para la venta

Para conseguir la aprobación de Estados Unidos para la compra de Monsanto, Bayer se comprometió a desprenderse de divisiones de negocios por casi 9 mil millones de dólares. Para aumentar su flujo de efectivo, la empresa alemana aprobó vender 74.6 millones de acciones.

Para que la transacción se complete una de las condiciones es que Bayer entregue todo su negocio de semillas a la empresa alemana BASF.

Bayer le vende a BASF su negocio de “agricultura digital” y de glufosinato de amonio, lo que supone un negocio de 2.2 millones de euros.

Desde que se anunció el negocio, en mayo de 2016, tanto Bayer como Monsanto tuvieron que obtener permisos en 30 países de todo el mundo.

¿Ganancias?

Según proyecciones de Bayer, a partir de 2022 su compra empezará a rendir frutos con ganancias proyectadas en 1.2 mil millones de dólares anuales.

¿Qué pasará con Monsanto?

Perderá el nombre.

Bayer, quizá bajo el nombre de otra compañía, seguirá con la venta del controvertido Roundup, herbicida asociado con daños a la salud.

La empresa alemana conservará los nombres de los productos más reconocidos entre los clientes de Monsanto a nivel mundial como Dekalb, Seminis y De Ruiter.

Los escándalos de Monsanto

La empresa fue fundada en 1901 por el químico John Francis, su objetivo está enfocado en la química agrícola y la creación y venta de productos fitosanitarios y semillas.

En 1981 la empresa inició su periplo en la biotecnología y el desarrollo de productos agrícolas genéticamente modificados.

A partir del año 2000 decidió dedicarse a la venta de herbicidas, semillas y biotecnología entrándole de lleno a la creación de semillas transgénicas, lo que le ganó algunos detractores en el ámbito medio ambiental.

Los críticos aseveran que dichos productos son nocivos para la salud pero el debate sigue vigente pues no se ha demostrado científicamente. Por ejemplo, para la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos no se han hallado evidencias de que los alimentos transgénicos supongan un riesgo a la salud.

En Europa, 18 de los 28 países miembros de la Unión Europea prohiben la venta de semillas modificadas genéticamente.

La empresa ha tenido que pagar costosas multas por introducir sus productos sobornando a autoridades locales, como el caso de Indonesia en donde introdujo algodón transgénico y tuvo que desembolsar 1.5 millones de dólares o en Francia donde, en 2006, difundió publicidad engañosa sobre su herbicida Roundup.

Monsanto produce glifosato, herbicida que combate malezas pero que puede ser cancerígeno.

En el 2013, activistas de Greenpeace escalaron el asta bandera del Zócalo capitalino para protestar contra los productos transgénicos comercializados por Monsanto.

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