El papa Francisco dice que las personas que contratan prostitutas son criminales con una “mentalidad enfermiza”

“La explotación sexual es un crimen contra la humanidad..." Así de claro fue el papa Francisco al condenar la trata de mujeres. Además, pidió perdón por la complicidad de algunos católicos en esta esclavitud: “son unos criminales”
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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El papa Francisco pidió perdón este lunes por todos los cristianos que pagan para tener relaciones sexuales con mujeres, diciendo que los hombres que frecuentan prostitutas son criminales con una “mentalidad enfermiza” que piensan que las mujeres existen para ser explotadas.

“Esto no es hacer el amor. Esto es torturar a una mujer. No confundamos los términos”, agregó.

Francisco habló durante cuatro horas ante 300 jóvenes invitados por el Vaticano para informar a los líderes de la iglesia sobre lo que los muchachos de hoy piensan sobre la Iglesia católica. Es una reunión preparatoria para un gran sínodo de obispos sobre la juventud.

El papa instó a los delegados a hablar con valentía y señaló que “los jóvenes deben ser tomados en serio”.

Además, reflejó su escándalo por el hecho de que muchas de las personas que explotan a estas mujeres o acuden como “clientes”, son personas bautizadas. “Creo que aquí en Italia, el 90% de los ‘clientes’ son bautizados, son católicos. Y pienso en el asco que deben sentir estas mujeres cuando estos hombres les hacen hacer cualquier cosa”.

El Papa fue muy claro y aseguró que la esclavitud sexual “es un crimen contra la humanidad, un delito contra la humanidad, y nace de una mentalidad enferma”.

Se trata de “un problema grave. Si un joven tiene esta costumbre, es un criminal. Quien hace esto es un criminal”.

Subrayó la importancia del discernimiento, porque “cuando un joven no encuentra ese camino de discernimiento, no sólo vocacional, de cualquier aspecto, se cerrará mal, y eso es provocará un tumor en el alma. Un peso que te quita la libertad. Es importarle abrirlo todo. No maquillar el sentimiento, no mimetizar el sentimiento”.

Y añadió que “el proceso de discernimiento dura toda la vida. Deja sacar fuera el sentimiento, no anestesiarlo, no disminuirlo”.

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