Panamá, bajo protestas por alza de precios en productos básicos; el gobierno responde con Mesa Única de diálogo

Debido al alza de los precios en productos básicos, la población panameña se ha levantado en manifestaciones, a lo que el gobierno federal respondió con una Mesa Única de diálogo, en espera de que surta efecto o de lo contrario perjudique la imagen federal y el capital político del país
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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El gobierno de Panamá accedió a participar en una Mesa Única de diálogo para tratar de frenar las manifestaciones que se han registrado desde hace tres semanas en el país.

Esta decisión se dio a conocer ayer por la tarde, asegurando a través de un comunicado que el facilitador del encuentro sería la Iglesia Católica.

La mesa fue instalada en la provincia de Coclé, al centro de la nación, y comenzará a reunir a representantes de asociaciones como la Alianza Pueblo Unido por la Vida y la Comarca Ngäbe-Buglé.

Éstas, entre otros grupos, han liderado manifestaciones por el alza de los precios de productos básicos y entre sus demandas está reducir o congelar los costos del combustible, los alimentos, medicinas y la tarifa eléctrica.

En cuanto se dio a conocer la postura del gobierno federal, fueron los integrantes de la Alianza Nacional del Pueblo Organizado (Anadepo) quienes confirmaron que no acudirían a la provincia de Coclé, aun cuando estaban entre los invitados.

Según declararon, Anadepo había decidido desde un inicio que la conversación sería en la provincia de Veraguas, pero hasta el cierre de esta edición las autoridades federales no hicieron ninguna pronunciación al respecto.

Fue con Anadepo que el pasado domingo el gobierno logró llegar al acuerdo de disminuir el precio del combustible a cambio del levantamiento de los cierres a nivel nacional, pero eso no ocurrió como se esperaba.

El resto de los inconformes de otras asociaciones empezaron a hacer un llamado para exigir una sola mesa de diálogo, a fin de que las autoridades escucharan a todos los inconformes y no a un grupo en específico.

Al respecto, el doctor Fernando Neira Orjuela, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, opina que el gobierno es el que no ha sabido responder al llamado nacional.

“El problema es que el gobierno ha comenzado a dialogar con diferentes actores, sectores, y buscando dividir estas movilizaciones y eso no ha ayudado a la solución del conflicto (…) El gobierno más que solucionar el asunto lo que ha buscado es disminuirlo o fraccionar todo lo que es esta protesta social”, menciona.

Para él, en tanto no se logre un acuerdo con los manifestantes, sin duda eso generará un deterioro en el capital político de Panamá y a su vez perjudicará al presidente Laurentino Cortizo.

“Si se da un estallido social es porque la gente no está contenta, porque ve que el gobierno no está atendiendo sus demandas, sus necesidades y obviamente eso incide en el deterioro de la imagen del gobernante en turno”, subraya.

El pasado 14 de julio el jefe de Estado había celebrado un encuentro con un grupo de dirigentes en la provincia de San Félix, Chiriquí, donde en compañía de representantes católicos escuchó sus desacuerdos.

“Me reuní con los dirigentes para escucharlos y encontrar espacios de diálogo que permitan la paz social y la participación de todos los sectores del país (…) No tengo duda de que podemos seguir avanzando, corrigiendo lo que hay que corregir”, compartió.

Panamá refleja el problema de toda una región

Las protestas en Panamá se registraron sólo un mes después de que en Ecuador se presentaran escenarios similares de gente saliendo a las calles para manifestarse por los altos precios de los productos básicos.

Esas protestas llegaron a tener un saldo de seis fallecidos y hasta 500 heridos, lo cual lamentó el presidente Guillermo Lasso. Sin embargo, accedió a disminuir el costo de productos como la gasolina.

Pero este problema no sólo se ha dado en estos dos países, sino en toda la región latinoamericana, derivado principalmente de la crisis económica que desató la pandemia por COVID-19.

“Todas estas protestas se enmarcan como unas olas en América Latina como resultado de la crisis que generó la pandemia y la situación económica mundial, y Panamá no está ajena a esta circunstancia.

“Estamos en un momento de recesión económica, de inflación creciente en la mayor parte de los países, de una devaluación de las monedas locales y del incremento del dólar que afecta las economías de la región”, señala.

Ante este panorama, se espera que el resto de los gobiernos federales en América Latina tomen en cuenta los casos de Ecuador y Panamá y en ese sentido mantengan abierto el diálogo con su ciudadanía y representantes.

Con esa interacción continua, se podrían evitar en la medida de lo posible protestas y caos sociales.

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