Se ha especulado mucho acerca de las luchas por el poder en China tras la expulsión de Bo Xilai, el poderoso jefe del partido comunista de Chongqing.
Ése que utilizó el populismo, el dinero y la intriga para llegar a la cima.
De no haber sido derrocado este año –por una serie de errores, revelaciones y mala suerte– Bo podría haber sacudido el sistema tecnocrático-autoritario que dirigía al país.
China bien podría sobrevivir a su crisis política, pero se enfrenta a un desafío más inmediato: una crisis económica.
Fareed Zakaria