Comparar los festejos de este año con los de 2008 sería absurdo.
La primer victoria de Obama causó tanta euforia que las calles se inundaron de gente.
Ese noviembre las fiestas surgían en cada esquina, sin haberse planeado; a los ciudadanos los unía la alegría.
Pero en 2012, aunque el presidente reelecto de Estados Unidos recibió menos apoyo en las casillas, la fiesta sí llegó.
Miles de simpatizantes rodearon Times Square, esperando a que el color azul se elevara por encima del rojo.
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