Los rescatistas escarbaban entre el lodo y los escombros el viernes para recuperar cadáveres que un poderoso tifón dejó regados en un valle agrícola en el sur de las Filipinas, donde se confirmó que 500 personas murieron y 400 estaban desaparecidas.
Más de 310 mil personas han perdido sus hogares desde que el tifón Bopha azotó la región el martes. Los desplazados llenaban los albergues o se hospedaban con parientes. Muchos dependían de suministros de alimentos y de otra ayuda de emergencia que les enviaban agencias del gobierno y grupos asistenciales.
AP