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Un ataque terrorista no es algo inusual en las noticias internacionales, pero que la escena del crimen sea la capital de Canadá, Ottawa, sí que lo es.
El mundo se sacudió ayer cuando, alrededor de las 10:00 horas, un tiroteo ocurrió en el Memorial Nacional de la Guerra, lo que dejó muertos a un militar y a un sospechoso .
Tras el ataque contra el soldado, las fuerzas de seguridad pública persiguieron a un hombre armado dentro del Parlamento de Canadá, donde intercambiaron disparos.
Representantes del Servicio de la Policía de Ottawa confirmaron a la prensa que estaban buscando a múltiples sospechosos a lo largo de la ciudad, por lo que la gente permaneció encerrada en sus casas o negocios y las calles lucieron desiertas.
“Todo el mundo estaba en shock, no podíamos creer que algo así estuviese pasando o fuese real, era algo más allá de la realidad”, manifestó un testigo a la Canadian Broadcasting Corporation (CBC).
En una conferencia de prensa posterior, funcionarios dijeron desconocer los motivos, la identidad y el número exacto de los atacantes.
Pero apenas este lunes, un soldado murió y otro resultó herido luego de que un hombre de 25 años convertido y radicalizado al islam los atropelló en un estacionamiento de Québec.
Las autoridades asesinaron en un tiroteo al responsable, identificado como Martin Couture-Rouleau, y elevaron la alerta de terrorismo en Canadá de “baja” a “media”.
El nuevo intervencionismo
Estos atentados ocurren luego de que a inicios de mes el Gobierno conservador del primer ministro, Stephen Harper, apoyara los bombardeos de Estados Unidos (EU) contra el Estado Islámico (ISIS) en Iraq y Siria.
“(ISIS) específicamente se ha dirigido contra Canadá y los canadienses, urgiendo a sus simpatizantes a atacar”, dijo Harper. “(Están) apostándole a que no nos sintamos seguros, ni siquiera en nuestros hogares”.
Además, funcionarios estiman que hay cerca de 90 sospechosos en Canadá que estarían trabajando para el grupo ISIS.
Esto ocasionó que algunos medios se apuraran a relacionar el incidente de ayer con musulmanes radicales, aunque la autoridad no lo ha confirmado.
“Esto prueba la alarmante y aterradora verdad que enfrentamos: no importa qué tan vigilantes seamos, ¿cómo podemos protegernos de los radicales escondidos entre nuestros connacionales?”, escribió Michele Mandel para el Toronto Sun.
El diario The Globe and Mail también relacionó los hechos con una fuerte intención política detrás.
“Los blancos elegidos son claramente de un significado político: la tumba del soldado desconocido, la sede del gobierno y el lugar comercial más conocido de la ciudad”, informó ayer.
De hecho, un amigo del culpable del atentado de Quebec reveló que podría haber perpetrado este ataque debido a su descontento con los ataques contra ISIS.
“Estaba realmente molesto con que Canadá apoyara los bombardeos estadounidenses en Siria e Iraq, por lo que pienso que fue el principal motivo del asesinato del soldado canadiense”, contó el testigo a CBC.
Muy cerca de EU
Algunos acusan a Stephen Harper de volver demasiado conservador a Canadá, al grado de seguir polémicos pasos de EU.
Incluso, The New York Times bautizó este fenómeno como “el nuevo romance de los conservadores con Canadá” en un artículo de septiembre.
El columnista Stephen Green afirmó en agosto que “Canadá se está volviendo callada y educadamente más estadounidense que Estados Unidos”, debido a las políticas de Harper.
El principal opositor de Harper, el liberal Justin Trudeau lo ha acusado de arriesgar a los canadienses al intervenir en Medio Oriente.
“Cuando los meses pasen estoy seguro de que los canadienses se darán cuenta de que el primer ministro no pensó en el interés a largo plazo de Canadá o siquiera en lo que Canadá tiene que ofrecer en la batalla contra ISIS cuando tomó su decisión (de bombardear)”, enfatizó Trudeau el martes en entrevista con The Huffington Post Canada.
La opinión pública está dividida entre quienes ven una amenaza real y peligrosa de ISIS y aquellos que creen que involucrarse de forma militar en Medio Oriente sería aun más contraproducente.
Un sondeo del grupo Ekos reveló ayer que 58 por ciento apoyan involucrase en Iraq contra un 39 por ciento que se opone.
Pero del total de la población, 42 por ciento cree que sólo deben limitarse a ayuda humanitaria, 21 por ciento a bombardeos aéreos y 23 por ciento a poner tropas terrestres.
> Ve el video del tiroteo dentro del Parlamento