ONU pide a los talibán abolir “acciones de tortura” en Afganistán

Ante los castigos corporales a hombres, mujeres y niños en Afganistán por orden de los islamistas, la ONU llamó a su abolición y rechazó que se use su religión para perjudicar a los civiles
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Los talibán recibieron una llamada de atención por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por cometer “acciones de tortura” contra su población, entre ellos niños.

La organización destacó que en los últimos seis meses, 274 hombres, 58 mujeres y dos niños fueron azotados públicamente en Afganistán por orden de las autoridades del grupo islamista.

Los datos de los castigos corporales fueron recopilados en un informe elaborado por la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán desde que los talibán regresaron al poder, el 15 de agosto de 2021.

Según la dependencia, desde que los islamistas tomaron el control del país, al pasado 12 de noviembre, se documentaron 18 casos de castigos corporales.

En general, los castigos consistían en entre 30 y 39 latigazos para cada condenado; sin embargo, en algunos casos, las personas recibieron hasta 80 o 100 golpes.

“La gran mayoría de los castigos, tanto para hombres como para mujeres, estaban relacionados con el adulterio o la huida del hogar, y todas las mujeres y niñas que recibieron una sanción fueron condenadas por tales delitos”, se revela en el informe.

Con los golpes recibidos, la Misión de Asistencia de la ONU detalla que el castigo corporal, además de constituir una violación del derecho internacional de los derechos humanos, puede infligir graves daños físicos y mentales a quienes lo padecen.

A pesar de que puede haber afganos que desean atenderse con especialistas después de  recibir castigos corporales, el país ha ido careciendo de financiamiento para los servicios médicos debido a su situación política y de crisis humanitaria.

Retiro de EU, el origen de todo

En Afganistán, los castigos corporales no estaban presentes hasta que regresaron los talibán al poder del país tras la retirada de los soldados estadounidenses.

Fue en 2001 que las tropas de la Unión Americana se hospedaron en el país, brindándole mayor seguridad y derechos a los habitantes. Antes de su llegada, el grupo islamista gobernó a los afganos por cinco años, tiempo suficiente para cometer acciones como ejecuciones públicas, detenciones arbitrarias y tortura a quienes consideraban sus oponentes, así como cero acceso a la educación para las niñas mayores de 10 años.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, durante el primer gobierno talibán, de 1996 a 2001, el 97 por ciento de la población afgana vivía en la pobreza; un problema que se controló durante la presencia de Estados Unidos, llegando al 47 por ciento.

Asimismo, durante el mandato de los talibán, los medios de comunicación libres se redujeron drásticamente al crear los islamistas “un ambiente cada vez más intimidante, que obligó a muchos a cerrar”, según Amnistía Internacional.

Sin justificación por religión

Cuando los talibán regresaron a la capital afgana en 2021, declararon que no volverían a las medidas que impartieron durante su primer gobierno; sin embargo, con el paso de los meses todo cambió.

Los islamistas nos respetaron los cambios realizados durante el control estadounidense y, con su lectura particular del Corán, el libro sagrado del islam, modificaron la seguridad y los derechos de los afganos.

Respecto a sus creencias religiosas y cómo éstas hicieron que los talibán volvieran a sus represiones anteriores, la ONU rechazó sus ideales como justificación para la aplicación de castigos corporales.

“Los Estados que aplican el derecho religioso están obligados a hacerlo de manera que se evite la aplicación en la práctica de castigos corporales que causen dolor”, se detalló.

Así como los castigos corporales es algo aceptado por los talibán según su interpretación del Corán, para ellos las mujeres deben cubrir completamente sus rostros con el burka, no viajar sin compañía de un hombre más de siete kilómetros y dejar las escuelas después de su niñez.

Por ahora no se ve un fin para el gobierno de los talibán. Además de Estados Unidos, ninguna otra potencia mundial ha intentado interferir en sus medidas. Son sólo algunas organizaciones humanitarias las que han expuesto sus acciones represivas.

 

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