El obispo de Harrisburgh, Pensilvania, Ronald Gainer, mencionado en el informe que un jurado investigador develó sobre el abuso sexual que sufrieron más mil menores a manos de 300 sacerdotes, pidió disculpas a las víctimas durante una misa a la que asistieron cientos de personas.
Durante la homilía, el sacerdote leyó el primer párrafo del informe de casi 900 páginas que narra que el abuso sexual al interior de la iglesia católica era recurrente y ocurría “en practicante todas partes”.
El clérigo reconoció que la Iglesia enfrenta una “crisis espiritual”, aunque señaló que la mayoría de los casos de pederastia ocurrieron hace mucho tiempo y desde entonces la diócesis ha adoptado “medidas significativas y efectivas para proteger a nuestros niños y expulsar a cualquier persona que pretenda causarles daño”.
En la investigación, el padre Gainer es fuertemente criticado por no haber exigido que un cura implicado en los casos de abuso sexual fuera separado del sacerdocio.
A principios de agosto, la diócesis dio a conocer el nombre de 71 curas y algunos miembros más del clero acusados de abuso sexual infantil y señaló como culpables a todos los obispos de Harrisburg de los últimos 70 años, cuyos nombres serán “retirados de las propiedades de la Iglesia”.
Entre los asistentes a la misa se escuchó el clamor para que los casos no queden impunes y los obispos que aún viven rindan cuentas ante la justicia.