Dos mil doce fue el año del rock. Según datos de Nielsen Company y el “Reporte 2012 de la Industria de la Música” de Billboard, este género fue el único (junto al country) en registrar un aumento en las ventas totales de álbumes en comparación con 2011: un modesto pero sólido aumento del 2 por ciento en el mercado estadounidense.
Con discos como “Blunderbuss” de Jack White o “El Camino” de The Black Keys, parecía que este género estaba muy bien representado anoche en la entrega número 55 de los premios Grammy… pero no fue del todo así.
A pesar de que el de Dan Auerbach y Patrick Carney se cansaron de bajar y subir las escalinatas del Staples Center de Los Ángeles para recoger los premios a Mejor Performance Rock y Mejor Canción Rock con “Lonely Boy”, y Mejor Álbum Rock con “El Camino”, The Black Keys se quedó corto en los dos premios más importantes: Grabación y Álbum del Año.
En esta ocasión, los Grammy reconocieron a “Somebody That I Used to Know” de Gotye con Kimbra como la mejor Grabación, y a “Babel” de Mumford and Sons como Mejor Álbum. No solo eso, la canción del año cayó en manos de fun. y Janelle Monáe con “We Are Young”. Por cierto, fun. también se llevó el reconocimiento al Mejor Artista Nuevo.
Si bien Gotye, fun. y Mumford and Sons gozaron de gran éxito y popularidad en 2012, su música no tiene buena estima dentro de la crítica especializada y se diluye entre varias fronteras de géneros. ¿Indie pop Gotye? ¿Indie folk Mumford and Sons? ¿Alternativo fun.?
Al parecer, los organizadores del Grammy optaron este año por escuchar el ruido que se ha hecho en redes sociales. Gotye, fun. y Mumford and Suns son producto de millones de views de YouTube. Y no necesariamente a las mejores producciones –o no por lo menos en los premios más importantes–, según el consenso de la crítica.
Pero es normal, ¿qué es una entrega de premios sin controversia?
Fuera del escenario
Dos momentos no–musicales marcaron la noche en redes sociales. Primero, la pierna de Jennifer López hizo olvidar aquella que lució Angelina Jolie en una ceremonia de los premios Oscar, desafiando el código de vestimenta “decente” que impuso la cadena CBS.
El otro: Chris Brown (que llegó con Rihanna) no se puso de pie cuando anunciaron un premio a Frank Ocean. Ambos habían protagonizado una pelea en un estacionamiento hace unos días.