Más de la mitad del total de niños refugiados en el mundo no asisten a la escuela, según un informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Cuatro millones de menores de edad en condición de asilo no acuden a recintos educativos, esa cantidad supera la mitad de los 7.4 millones de infantes en edad escolar que se encuentran refugiados.
De acuerdo con el documento Invertir la Tendencia: la Educación de los Refugiados en Crisis, la matriculación de niñas y niños refugiados en la escuela no logra seguir el ritmo al aumento de población que migra y solicita refugio.
En este sentido, se incrementó en medio millón el número de menores sin acceso a la educación en el último año.
“Con educación, cada persona tiene las mismas probabilidades para lograr algo de su vida, no obstante, creo que la escuela no sólo consta de seguir un programa. Es sobre la amistad y también un lugar para descubrir nuestros talentos y permitirnos encontrar nuestro destino”, dijo María Maker, refugiada de Sudán del Sur, en una conferencia de TED realizada en Kenia.
Sólo el 61 por ciento de las niñas y niños refugiados acude a la escuela primaria, en contraste con la tasa global del 92 por ciento.
A medida que las niñas y niños refugiados crecen, esta brecha se hace más profunda. Sólo el 23 por ciento de ellos cursan estudios de secundaria, frente al 84 por ciento global.
A nivel de educación universitaria, la brecha se convierte en un abismo. Sólo uno por ciento de los jóvenes refugiados logra cursar un grado o licenciatura.
“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países. Sin educación, el futuro de estos niños y niñas y de sus comunidades se verá perjudicado”, dijo Filippo Grandi, alto comisionado de Acnur.
Este fenómeno sucede porque los países en desarrollo acogen al 92 por ciento de la población refugiada en edad escolar de todo el mundo. Ita Sheehy, especialista en educación de Acnur, explicó que son naciones que tienen dificultades para garantizar educación de calidad incluso a su propia población.
La experta agregó que es necesario más apoyo de la comunidad internacional para los sistemas de educación de estos países de acogida.
“Hemos visto una y otra vez que la calidad es peor, los fondos se acaban y los niños salen sin una certificación. Tras pasar tres, cinco o diez años en una escuela paralela los niños tienen muy poco con lo que seguir adelante”, aseguró Sheely.
La Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes contemplaba la matriculación en 2017 de 500 mil niños y niñas sin acceso a la educación. Esta cifra se logró, pero el número total de refugiados ha crecido tanto que los porcentajes no mejoran.
A finales de 2017 había más de 25.4 millones de personas refugiadas en el mundo, de las que 19.9 millones se encontraban en algún centro de Acnur. Más de la mitad son niños, de los que 7.4 millones están en edad escolar.