Niños, principales víctimas de trata
Los menores de edad representan más de la mitad del total de víctimas de trata en Centroamérica y el Caribe. Un porcentaje alto de niños también sufren este delito en el resto del continente. Los infantes son privados de su libertad para explotación sexual, trabajos domésticos y labores relacionadas con el crimen organizado
Mariana RecamierHoy en el Día Mundial contra la Trata de Personas, los niños y niñas representan casi una tercera parte de todas las víctimas de trata en el mundo, es decir, el 28 por ciento del total de las personas en esta situación, de acuerdo al último informe de las Naciones Unidas sobre este delito.
Si se analizan los datos de la ONU por regiones, los niños y niñas suponen más del 60 por ciento de todas las víctimas en Centroamérica y el Caribe. En Sudamérica son el 39 por ciento y en Norteamérica el 19 por ciento.
Según el documento ‘Global Report on Trafficking in Person 2016’, los niños a menudo comprenden grandes proporciones de las víctimas detectadas en los países menos desarrollados.
Además, el reporte revela que a nivel internacional las mujeres y niñas son explotadas principalmente para matrimonios forzados y esclavitud sexual, mientras que los hombres y niños son capturados en su mayoría para trabajos forzosos en distintos sectores.
En específico, en Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, las niñas constituyen una gran parte de las víctimas detectadas, lo que podría estar relacionado con el hecho que el tráfico con fines de explotación sexual es el más frecuente en esta región.
Uno de los problemas al discutir sobre la trata es la confusión que provoca el término. La definición más aceptada de este delito es la del Protocolo de Palermo, el instrumento que la ONU aprobó en el 2000 para prevenir, suprimir y castigar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños.
“Es el reclutamiento (…) de personas mediante amenazas, el uso de la fuerza u otras formas de coerción, abducción, fraude, abuso de poder (…) para lograr el consentimiento de una persona que tiene el control sobre otra con el propósito de explotación”, define el artículo 3 del Protocolo.
Aunque los datos del último informe de la ONU son de hace un par de años, el fenómeno de la trata infantil ha aumentado en fechas recientes, de acuerdo con una red integrada por organizaciones en 19 países.
“La tendencia sigue y se ha agravado porque países como México no han logrado cambiar la forma en la que atienden los problemas que afectan a los niños y niñas”, afirma Juan Martín Pérez García, secretario ejecutivo de la Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redlamyc).
El también director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) argumenta que la trata infantil aumenta porque los sectores de la población de donde los tratantes toman a los menores de edad siguen sin protección, tales como migrantes centroamericanos, niñas y adolescentes de los espacios rurales en México y de los barrios pobres de la periferia urbana.
Pérez García agrega que en general los niños latinoamericanos que son víctimas de trata tienen como contexto una situación de pobreza, falta de cercanía de las instituciones e impunidad de los tratantes.
La mayoría de niños y niñas son privados de su libertad para explotación sexual. Pérez García comenta que principalmente son mujeres menores de edad las que son explotadas para fines sexuales, por ejemplo, explica que en Sudamérica las principales víctimas de trata son niñas y adolescentes afrodescendientes que son retenidas para trabajo sexual.
El secretario de la red latinoamericana y caribeña añade que debido a la crisis económica y humanitaria en Venezuela, las mujeres menores de edad de este país son uno de los principales grupos vulnerables a la trata en esta región.
No sólo es explotación sexual
No toda la trata infantil tienen como finalidad la explotación sexual. Pérez García advierte que algunos casos, en especial en países como México, constan del reclutamiento de niños por parte de criminales para usarlos como informantes o esclavos laborales en los centros de producción de drogas.
“Desde la estrategia fallida contra el crimen organizado en nuestro país se requieren niños soldados y esto se denuncia con mucha frecuencia sin que hasta ahora las autoridades mexicanas reconozcan esta modalidad de trata”, declara el director ejecutivo de Redim.
Añade que otros casos tienen fines de explotación laboral, sin embargo, detalla que este fenómeno se focaliza en algunas comunidades indígenas mexicanas.
“En Oaxaca todavía existe la imagen de los mocitos, niños o adolescentes que son entregados a familias urbanas para que puedan estudiar en las principales ciudades de Oaxaca a cambio de ejercer labores domésticas”, explica.
Además, Pérez García comenta que esto también sucede en las comunidades indígenas de Chiapas o en pueblos que educan a las mujeres desde pequeñas para el trabajo doméstico.
“En muchas ocasiones esto deriva en que las menores de edad sean llevadas fuera del país y las exploten laboralmente, pero este es un segmento poco conocido. No hay condiciones para saber con exactitud la cantidad de niñas o adolescentes vinculadas a esta forma de explotación laboral”, describe.
En América Latina también se da la trata con otros fines como la adopción ilegal. Los niños son robados de sus familias para ser entregados a personas que no pueden tener hijos.
¿Por qué sucede?
Pérez García señala que el porcentaje de menores de edad víctimas de trata es tan alto porque los niños y adolescentes se encuentran en desprotección y son más fáciles de controlar, cooptar y ocultar.
De acuerdo al secretario de la red de organizaciones, otro de los factores es la “doble moral” en la cultura occidental.
“En esta complejidad de la sexualidad humana el consumo sexual de niños y adolescentes siempre es una fantasía para las mujeres y hombres occidentales. Por eso es un gran negocio la explotación sexual de menores de edad”, reflexiona el director de la red.
¿Qué se puede hacer?
Pérez García opina que para erradicar la trata en América Latina se tiene que abatir la impunidad porque considera que el delito continuará debido a que los grupos criminales no son castigados. Además, menciona que las autoridades pueden estar involucrados en el tráfico de menores de edad.
“Estamos hablando de millones de casos que no pueden suceder sin la complicidad con las autoridades”, señala el director de Redim.
También argumenta que se tiene que perseguir la huella del dinero para lograr sancionar a los delincuentes que están detrás de los crímenes y no sólo a la personas que privan de la libertad a los niños porque ellos sólo son empleados.
“Mientras no rastreemos el dinero para sancionar a los delincuentes de cuello blanco que se enriquecen a costa de este sufrimiento, tampoco vamos a tener cambios importantes. Lo que cambiaría la realidad sería tocar la industria y esa industria cruza por delincuentes que están incrustados en las altas esferas del poder político, económico y cultural”, concluye.