Nicaragua amaneció el día de ayer paralizada luego de que se decretara una huelga nacional emitida por el sector privado y la sociedad civil con el fin de que el Presidente Daniel Ortega dimita de su puesto.
Aunque esta semana la Conferencia Episcopal nicaragüense había reanudado el diálogo entre el Gobierno y la sociedad civil, estos apostaron por protestar en contra la administración.
Los comerciantes llamaron a la sociedad a no pagar impuestos
Mientras que el descontento social contra Ortega aumenta en las calles nicaragüenses, los comerciantes decidieron sumarse a las protestas levantando barricadas en el centro parar evitar saqueos, y convocaron a la sociedad a no pagar impuestos.
“Los comerciantes estamos preparados. Hemos puesto de nuestro dinero para levantar las barricadas (…) Esta es una medida de presión que se suma a las que ya ha tomado el pueblo para exigir el fin del Gobierno”, dijo Irlanda Jerez, comerciante del Mercado Oriental de Managua, al diario El País.
A pesar de que los obispos anunciaran que el mandatario había respondido a través de una carta a las observaciones de la sociedad civil para reiniciar la mesa del diálogo, el país centroamericano respondió ayer con manifestaciones para presionar a Ortega e intentar poner fin a una crisis que ha durado casi dos meses y ha dejado 143 muertos, según lo registrado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que conforman al sector privado, y la sociedad civil, conformado por estudiantes y campesinos, aseguraron que el diálogo sólo se llevará a cabo para hablar de la salida de Ortega y de su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo.