Ser mujer en crisis sanitaria es complicado, porque con frecuencia se recrudecen las situaciones de violencia y desigualdad que millones de niñas, adolescentes y adultas viven todos los días alrededor del mundo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que de los 7 mil 700 millones de personas que habitan el planeta, 49.5 por ciento son mujeres, y muchas de ellas se encuentran en un nivel de vulnerabilidad porque son víctimas de violencia, se dedican a tareas no remuneradas o tienen empleos relacionados con cuidados en los que no se garantiza su seguridad.
Los gobiernos enfrentan de forma similar la pandemia y emprenden diferentes medidas de aislamiento social que pueden tener un impacto negativo hacia las mujeres en diferentes vertientes, que van desde el aumento del trabajo dentro de los hogares, la falta de ingresos o la violencia de género.
Belén Sanz Luque, representante de ONU México, explica que, para reducir los riesgos, es necesario que gobiernos, iniciativa privada y sociedad civil ubiquen a mujeres y niñas en el centro de la respuesta a la crisis y aprovechen la oportunidad para replantear políticas públicas orientadas a cerrar la brecha de inequidad que se presenta en diversas regiones del mundo.
“Reconocemos que la crisis en materia sanitaria genera un riesgo diferenciado, en específico en mujeres y niñas, y es importante distinguir el impacto, pero también es momento para destacar el rol que juegan las mujeres en la respuesta a la crisis”, dijo la representante de Naciones Unidas.
Trabajo no remunerado en crisis sanitaria
Las mujeres, en su mayoría, se dedican al trabajo no remunerado, como el aseo de las viviendas y el cuidado de niños y enfermos. Con las medidas de aislamiento, estas tareas suelen incrementarse, lo que significa una mayor carga para las matriarcas dentro de las familias.
De acuerdo con la ONU, las mujeres dedican en promedio 39 horas semanales al trabajo no remunerado, por ello, el organismo recomienda realizar una mejor repartición de las tareas como lavar trastes, preparar comida, mantener la vivienda limpia, atender a niños, niñas, personas enfermas y adultos mayores.
“Tenemos que reconocer este rol de las mujeres y las condiciones de vulnerabilidad previas que se profundizan con esta crisis. Las mujeres en el mundo se dedican 2.6 más veces a las tareas de cuidado que los hombres y al trasladarnos a casa pueden aumentar, por ello es importante considerar medidas de corresponsabilidad”, dice Sanz.
De la informalidad al trabajo en hospitales
Otro grupo vulnerable de mujeres son aquellas que tienen un trabajo en la informalidad. Belén Sanz Luque declara que a nivel internacional, nueve de cada 10 mujeres con salarios bajos se emplean en el sector informal y en situaciones como la que el mundo enfrenta con el Covid-19, además del difícil acceso a servicios médicos, se compromete su seguridad económica.
La experta reconoce en este grupo a las trabajadoras del hogar, quienes en varios países trabajan sin prestaciones, y recuerda que los empleadores son responsables de garantizar su salud y su acceso a un salario en casos de riesgo, como el del coronavirus.
“Las mujeres representan el 92% de las personas que se emplean en la informalidad y cuando nos movemos al ámbito de las tareas de cuidado, uno de los sectores más vulnerables son las trabajadoras del hogar. El 75% de ellas no cuenta con prestaciones, lo cual hace que en el momento que se suspenden las tareas esenciales, dejen de trabajar y eso las pone en un riesgo imperante”, dice Sanz.
En los segmentos de mujeres vulnerables también se ubican las enfermeras y médicos, quienes están en la primera línea de respuesta a la crisis sanitaria, y que en algunos casos, realizan las labores de cuidados a enfermos sin las herramientas necesarias que garanticen el cumplimiento de su trabajo sin asumir riesgos.
“Las mujeres enfermeras y médicas responden con su trabajo en cada aspecto de la crisis y es necesario que entre las respuestas de los gobiernos se tomen en cuenta estas condiciones y se considere su potencial para enfrentar la pandemia”, declara Sanz.
Confinamiento libre de violencia
Las mujeres que se encuentran en situaciones de violencia son el otro foco rojo. A nivel internacional, una de cada cinco vive una forma de violencia física o sexual, de acuerdo con la ONU.
Con el confinamiento, es común que estas situaciones escalen de nivel y la violencia en contra de las mujeres se agrave, por ello, es necesario que los gobiernos garanticen la atención inmediata para quienes soliciten ayuda.
Sanz Luque comparte que, con el aislamiento en los hogares, en China las llamadas de auxilio de mujeres en violencia se triplicaron, mientras que en España el aumento fue de 18 por ciento y en Francia de 30 por ciento, datos que indican que existe un riesgo en todos los países.
En este sentido, la recomendación de la ONU hacia los gobiernos es para que difundan los medios de denuncias de violencia de género, y los refugios y centros de atención a mujeres se consideren como esenciales y no cierren sus puertas, por el contario, aumenten su capacidad de atención a las víctimas.
“Hay que garantizar que la afectación a mujeres y niñas sea la menor. Quedarse en casa representa enormes desafíos, pero es lo que nos corresponde en estos momentos. Esta crisis del Covid-19 tiene que ser una oportunidad para repensarnos como sociedad y avanzar en la igualdad”, declara Sanz.