Las mujeres caminan firmes hacia el Congreso de Estados Unidos. Una cifra récord de candidatas se postuló para ganar un escaño en la Cámara de Representantes de este país en las próximas elecciones de noviembre.
Tras los comicios primarios en varios estados, 185 mujeres quedaron electas para competir por un lugar en esta cámara: 143 demócratas y 42 republicanas, según datos del Centro para Mujeres y Política de la Universidad de Rutgers.
Antes de estos resultados, el récord era de 167 candidaturas de mujeres.
Muchas candidatas con probabilidades para ganar son parte de comunidades o grupos con poca o nula representación en el Congreso. Más de 140 aspirantes son demócratas y tienen ideas progresistas que se oponen a las políticas del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Entre las aspirantes está Rashida Tlaib, quien ganó la primaria el pasado martes en Michigan y ahora puede convertirse en la primera mujer musulmana electa para el Congreso.
Tlaib es abogada de formación y la mayor de 14 hermanos en un familia de padres palestinos migrantes.
“Combatiré cada estructura racista y opresiva que debe ser desmantelada. Merecen algo mejor de lo que tenemos hoy con nuestro presidente”, dijo la musulmana cuando se confirmó su victoria en las primarias.
El posible salto de Tlaib a la política nacional es significativo porque Trump logró poner en vigor un veto a la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de países de mayoría musulmana. La candidata puede convertirse en un obstáculo para evitar que avancen este tipo de políticas discriminatorias.
Otras de las candidatas forman parte de los pueblos originarios como en el caso de Sharice Davids, quien compite para ser la representante de Kansas. Si gana se puede convertir en la primera mujer lesbiana nativo americana elegida para el Congreso.
La aspirante a legisladora es una joven de 38 años que es miembro de HoChunk Nation, un grupo indígena en Wisconsin. Tiene estudios en derecho y trabajó como abogada para una reserva indígena en Dakota del Sur antes de tomar un trabajo en la Casa Blanca.
“Esta candidatura no sólo reposiciona a la mujer, sino también a un segmento importante de la población de Estados Unidos que ha sido olvidado y prácticamente erradicado del escenario político, económico y social”, explica Ramírez Uresti.
Candidatas diversas
Muchas aspirantes con probabilidades para ganar son parte de comunidades con poca o nula representación en el Congreso.
Sharice Davids-Kansas
Veronica Escobar-Texas
Rashida Tlaib-Michigan
Chrissy Houlahan-Pensilvania
Kathy Manning-Carolina del Norte
¿Por qué sucede?
La internacionalista explica que un porcentaje tan alto de mujeres son candidatas a escaños en el Congreso por diferentes razones. Entre estas causas se puede mencionar un efecto dominó a partir de la candidatura de Hillary Clinton, una posible aspiración de Michelle Obama a la presidencia de Estados Unidos y los movimientos sociales que defienden los derechos de las mujeres.
“El fenómeno de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales tuvo un impacto muy importante y rompió el estereotipo de la política hecha por hombres y para hombres en Estados Unidos”, argumenta la internacionalista.
Ramírez Uresti agrega que el hecho de que la demócrata haya aceptado la candidatura en el 2016 abrió el canal político a las mujeres en el país norteamericano.
Por otra parte, la doctora en relaciones internacionales asegura que actualmente existe la especulación de que Michelle Obama será candidata a la presidencia de Estados Unidos en las próximas elecciones y que estos rumores motivan a las mujeres estadounidenses para buscar un lugar en la política.
Otro de los detonantes que menciona la especialista es la ola de movimientos sociales que demandan respeto a los derechos de las mujeres y que denuncian abusos.
Entre estas demandas colectivas, Ramírez Uresti menciona al movimiento #MeToo y a las mujeres que exigieron la aprobación del proyecto de ley sobre la interrupción voluntaria del aborto en Argentina. La especialista agrega que estos fenómenos sociales forman parte de una tendencia mundial en la que mujeres demandan que se escuche su voz.
“El empoderamiento de las mujeres hoy se ha convertido en un tema de política pública y de agenda internacional”, comenta la especialista.
El triunfo es posible
Las candidatas tienen posibilidades para ganar las elecciones. Ramírez Uresti menciona que existen varios grupos de mujeres organizadas en Estados Unidos que apoyan a las aspirantes al Congreso con la intención de crear un frente común.
“Hay grupos que se van a sumar sin importar los partidos solamente por sororidad y para reforzar un frente común que tienen que hacer las mujeres para defender nuestros derechos”, opina la internacionalista.
Además, Ramírez Uresti considera que las candidatas pueden llegar al Congreso porque a partir del uso que hace Trump de las redes sociales los estadounidenses se acercan más a los políticos y candidatos a través de estas plataformas.
La experta en relaciones internacionales cree que más ciudadanos pueden votar por estas mujeres porque conocen sus agendas y propuestas mediante Twitter, Facebook o Instagram.
Representar a la oposición
Por otra parte, la doctora en relaciones internacionales dice que si las mujeres llegan al Congreso pueden crear una fuerza contraria a la de Trump para defender los programas sociales actuales y crear nuevos.
“Si las mujeres logran los escaños tendrán una oportunidad para crear programas sociales y evitar que Trump los elimine del todo”, adelanta la especialista.
Además, Ramírez Uresti menciona que si estas candidatas se convierten en legisladoras pueden empujar una agenda a favor de los derechos de las mujeres.
Repercusiones
Ramírez Uresti comenta que las candidatas al Congreso pueden provocar que más mujeres participen en la política no sólo en Estados Unidos, sino en diferentes países como México.
“En los próximos procesos electorales en México vamos a ver una mayor participación de las mujeres independientemente de las reformas sobre paridad. También vamos a ver más mujeres empoderadas sin miedo a aceptar o pedir una candidatura”, concluye la internacionalista.
La cantidad de mujeres que compiten para ocupar un lugar en el Congreso representan una parte de un movimiento político en Estados Unidos de personas que buscan defender sus derechos.