Luego de secuestrar, violar, torturar y asesinar a cinco niños en los años 60, Ian Brady, uno de los homicidas en serie más despiadados en Reino Unido, murió a los 79 años.
Información de funcionarios de salud británicos señala que Brady-quien padecía de enfisema-falleció en el hospital de alta seguridad de Ashworth, en el noroeste de Inglaterra, donde fue ingresado desde 1985.
Brady fue un hombre que a sus 24 años conoció en una fiesta a Myra Hindley, una jovencita cuatro años menor que él quien con el tiempo se hizo su novia. Para la policía británica ya era conocido por torturar animales y por robar durante su adolescencia.
Su obsesión por disfrutar del dolor ajeno lo hizo cometer actos sadomasoquistas con su pareja. Sin embargo esto no fue suficente y buscó cómo saciar su deseo. Fue entonces que entre 1963 y 1965, Brady junto con Hindley, torturaron y mataron en la ciudad de Manchester en ese país a cinco niños de entre 10 y 17 años.
Fue un año después que ambos recibieron la condena de cadena perpetua por tres de esas muertes y dos décadas más tarde, confesaron haber matado a dos menores más: Pauline Reade, de 16 años, y Keith Bennett, de 12 años.
“La pareja del páramo”
Durante un juicio contra Brady, se determinó que las muertes de los menores eran producto de su “perversa imaginación” . Tales acontecimientos hicieron que se ganaran el nombre de “La pareja del páramo” debido a la zona rural cercana a Manchester donde fueron encontrados los cadáveres de cinco de sus víctimas.
Myra Hindley, en declaraciones ante la autoridad británica, nunca negó su participación en los crímenes y confesó que ella era la encargada de llevar a los niños con Brady para que él los torturara y violara. Hindley falleció en 2002 a los 60 años.
Durante su participación ayudó en el asesinato de Lesley Ann Downey, de 10 años; Edward Evans, de 17, y John Kilbride, de 12. Ambos fueron detenidos en 1965 luego de obligar a David Smith, cuñado de su novia, a ver cómo mataban al joven Evans.
El diario El País señala que el menor fue atacado con un hacha, sofocado con una almohada y atado con un cable eléctrico. Smith dio aviso a la policía sobre la situación la cual dio con el paradero de los cuerpos los cuales fueron enterrados en el páramo.
Durante su estancia en prisión, Brady inició una huelga de hambre en septiembre de 1999, pero información del diario español indica que los médicos impidieron que muriera.
En entrevista con la BBC en febrero de 2000, el asesino comentó: “No pienso seguir con vida durante otros 40 años y mantener a un ejército de funcionarios de prisiones. A ver si salgo de este hospital de una vez en un ataúd”.