Muere arquitecto que diseñó Brasilia

El famoso arquitecto Oscar Niemeyer falleció ayer a los 104 años de edad, según confirmó a la agencia AP la vocera de un hospital brasileño donde estaba internado.

Nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, la entonces capital de Brasil, se recibió de arquitecto en la Escuela de Artes de Río y rápidamente ganó la atención por sus trabajos.

Niemeyer recreó en acero y vidrio las curvas de Brasil y pasó a la historia como el creador de su capital futurista Brasilia. 

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Niemeyer recreó en acero y vidrio las curvas de Brasil y pasó a la historia como el creador de su capital futurista

El famoso arquitecto Oscar Niemeyer falleció ayer a los 104 años de edad, según confirmó a la agencia AP la vocera de un hospital brasileño donde estaba internado.

Nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, la entonces capital de Brasil, se recibió de arquitecto en la Escuela de Artes de Río y rápidamente ganó la atención por sus trabajos.

Niemeyer recreó en acero y vidrio las curvas de Brasil y pasó a la historia como el creador de su capital futurista Brasilia. 

Pero el estilo de Niemeyer quedó plasmado en todo tipo de obras, desde el complejo de la ONU en Nueva York hasta la sede del Partido Comunista Francés en París, pasando por el Sambódromo que alberga los desfiles de Carnaval de Río, y el Museo de Arte Moderno en Niteroi, que parece un platillo volador colgando de la costa rocosa.

Niemeyer se mantenía activo en su taller de arquitectura e incluso participó recientemente en una polémica generada por su proyecto de construir una nueva plaza en Brasilia.

Encorvado y de paso lento, el arquitecto acudía diariamente a su oficina, diseñaba y seguía sus proyectos por videoconferencia, incluyendo el Camino Niemeyer y un museo en forma de ojo en la ciudad de Curitiba, al sur del país.

Estilo único

El arquitecto evitó las estructuras de caja de acero de muchos arquitectos modernistas y se inspiró en las formas de la naturaleza. 

“Los ángulos rectos no me atraen. Tampoco las líneas duras e inflexibles creadas por el hombre”, escribió el arquitecto en sus memorias publicadas en 1998. “Lo que me atrae son las curvas libres y sensuales. Las curvas que encontramos en las montañas, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer que amamos”.

Esas formas circulares dieron elegancia a Brasilia, la ciudad que abrió al mundo el vasto interior de Brasil en 1960 y albergó desde entonces a la capital del país, trasladada desde Río de Janeiro.

“La arquitectura de Brasilia es la mayor contribución brasileña al arte del siglo 20”, afirmó el diplomático y crítico de arquitectura André Correa do Lago. (Fuente AP)

 

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