El decreto del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que comenzará a aplicarse en la próxima primavera, pisotea a sus dos talones de Aquiles en materia migratoria.
La medida anunciada el pasado 20 de noviembre va enfocada a frenar las deportaciones, un tema prioritario para el mandatario, criticado por la cifra récord de expulsiones realizadas durante su gobierno.
También está diseñada para detener el flujo de migración ilegal, un problema que recientemente se ha agravado y que derivó en la actual crisis de los menores migrantes que cruzan solos la frontera.
Según la Casa Blanca, unos cinco millones del total de 11 millones de inmigrantes indocumentados serán aliviados con la orden ejecutiva.
La residencia permanente y la ciudadanía –derechos que solo pueden ser concedidos por el Congreso– quedaron fuera del plan, pero ahora las deportaciones serán más selectivas.
Los elegibles para el amparo podrán solicitar al Gobierno la cancelación temporal de órdenes de deportación y permisos de trabajo por tres años.
Perfil para quedarse
Podrán beneficiarse con el decreto los padres de niños nacidos en EU o que sean residentes legales, siempre y cuando hayan estado en el país desde antes del 1 de enero de 2010.
Ya no habrá edad límite en el programa Acción Diferida, o Dreamers, que permite quedarse a aquellos que han vivido de manera ilegal en el país desde niños. El presidente no tiene la facultad de frenar la deportación de los padres de los dreamers, pero sí serán removidos de una lista prioritaria.
Los elegibles deberán pasar por una serie de investigaciones sobre su pasado, no tener antecedentes penales y estar dispuestos a pagar impuestos.
De acuerdo con el Centro Pew, los mexicanos serán los más beneficiados debido a que un alto porcentaje tienen hijos nacidos en EU, además de que representan la mitad del total de inmigrantes sin documentos en el país vecino.