Minneapolis en llamas por justicia para George Floyd
La brutal muerte de un hombre de raza negra a causa del excesivo uso de la fuerza policiaca causó una ola de disturbios en la ciudad y trajo de nuevo el debate sobre el respeto de los derechos humanos de los ciudadanos de color en Estados Unidos
Mara EcheverríaMinneapolis está enardecida. La furia de la población que protestó para exigir justicia para George Floyd, un hombre de raza negra que murió el 25 de mayo a causa de los brutales abusos por parte un policía blanco, trajo de nuevo a debate el exceso en el uso de la fuerza en contra de la población afroamericana en Estados Unidos.
Durante dos días de disturbios, los manifestantes de la ciudad de Minneapolis, ubicada en el estado de Minessota, prendieron fuego a algunos edificios públicos, entre ellos la estación de policía, que fue el primer punto de los actos de protesta, que comenzaron el 26 de mayo.
Los organizadores buscaron que las movilizaciones se desarrollaran de forma pacífica y respetando las medidas de distanciamiento social, sin embargo, la violencia escaló de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad a saqueos que causaron la muerte de un chico que, de acuerdo con los reportes, fue abatido por el dueño de una tienda que intentaba robar.
Las protestas por la muerte de George Floyd se extendieron a California, en donde cientos de personas bloquearon una autopista en Los Ángeles y rompieron los vidrios de autos de la Patrulla de Caminos del estado, acciones que la policía repelió con gas lacrimógeno.
La indignación por la brutalidad y el uso de la fuerza por parte de un policía caucásico comenzó después de que el video en donde se ve cómo presiona con su rodilla a Floyd, quien en el pavimento se queja de no poder respirar, se hiciera viral.
El afroamericano fue detenido por intentar hacer compras con un billete falso, y aunque los policías en un primer momento aseguraron que se resistió a la detención, otros videos de locales alrededor de la tienda muestran que Floyd no se opone al arresto.
Tras la noticia, cuatro oficiales de la policía fueron removidos de sus cargos, mientras que Jacob Frey, alcalde de Minneapolis, presentó cargos contra Derek Chauvin, el policía que agrede a George Floyd en el video.
El caso será investigado por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus silgas en inglés) y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, por mandato del presidente Donald Trump, quien aseguro que se hará justicia.
Sin embargo, desde su campaña electoral de 2016, el empresario neoyorkino ha respaldado las acciones de la policía. Cuando llegó a la presidencia, avaló que el Departamento de Justicia dejará de investigar posibles abusos en las policías estatales, lo que ha sido un pilar en el debate sobre el trato hacia la comunidad de color.
“El presidente Trump se ha mantenido indiferente respecto a estas prácticas porque obtiene un mayor respaldo de sus seguidores, y aunque no fomente el racismo, su pasividad es una forma de apoyar estos actos que generan impunidad entre los grupos supremacistas blancos en Estados Unidos”, dijo Andrés Camino, especialista en relaciones internacionales de la Universidad La Salle.
Ser negro es mortal, no solo en Minneapolis
En Estados Unidos ser ciudadano afroamericano es mortal. Los abusos son considerados por organizaciones que defienden los derechos humanos como discriminación sistemática, dado que en la mayoría de los casos son afroamericanos desarmados quienes mueren en manos de policías de raza blanca.
Si bien no existe una base de datos nacional de las dependencias de seguridad de Estados Unidos que determinen el número de personas de la comunidad afroamericana que mueren por exceso de la fuerza por parte de la policía, un análisis de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, revela que aproximadamente uno de cada mil hombres y niños negros en Estados Unidos pueden morir a manos de la policía. Esto los hace 2.5 veces más propensos que los hombres y niños blancos a fallecer durante un encuentro con policías.
En tanto, un estudio publicado por la revista médica británica The Lancet arrojó que los asesinatos policiales de hombres afroamericanos desarmados se asociaron con un aumento de los problemas de salud mental, como la depresión, de las personas de color que viven en el estado donde ocurren los abusos de poder.
Los actos de racismo y uso excesivo de la fuerza no son nuevos. Las violentas muertes de Michael Brown de 18 años en Ferguson, Missouri, en 2014 y un año después la de Freddie Gray de 25 años en Baltimore, Maryland, también causaron indignación y movilizaciones en Estados Unidos, sin embargo, poco ha cambiado el panorama en los últimos años.
Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) consideró que estos asesinatos representan la continuidad de una tendencia de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía hacia los afroamericanos y urgió al Estado a atender la existencia de posibles conexiones entre los casos que demostraron un patrón de abuso en contra de personas de color.
En el informe “Violencia policial contra afrodescendientes “, la CIDH dijo que Estados Unidos ha fracasado sistemáticamente en adoptar medidas preventivas y entrenar a la policía en forma apropiada, lo cual resulta en un uso frecuente de la fuerza basado en prejuicios raciales y suele terminar en asesinatos injustificados de personas de la comunidad afroamericana.
“Los problemas de brutalidad policial y uso excesivo de la fuerza, prácticas policiales racialmente sesgadas y desigualdades raciales que afectan virtualmente cada parte del sistema de justicia penal, son generalizados y representan una clara amenaza para los derechos humanos de los afroamericanos, incluidos los derechos a la vida, la integridad personal, la no discriminación y el debido proceso, entre otros”, dijo la CIDH en el informe.