Ayer, José Naranjo, un periodista freelance residente en Dakar que colabora con El País a través del blog “África no es un país”, publicó un post bajo el título “Los niños perdidos de Gao”.
En él, habló de una de las caras del conflicto de Malí de la que aún no se ha hablado mucho: los niños y adolescentes reclutados por el grupo terrorista Muyao para luchar en la nueva guerra a cambio de sueldos que oscilan entre los 300 y 500 euros al mes, lo que puede equivaler a la cantidad que sus padres ganarían en todo un año.
Esto según Malick Ibrahim, abogado designado por la Corte Penal Internacional (CPI) para investigar los abusos cometidos en el norte del país.
Muchos de los niños reclutados, la mayoría de entre 14 ó 15 años, procedía de los pequeños pueblos de los alrededores de Gao, donde la situación de miseria es muy grave y donde la comunidad religiosa wahabita Ansar Sunna ha logrado asentarse.
“Les lavan el cerebro, les drogan, les prometen primero dinero y luego el Paraíso, pero en realidad lo que están haciendo es aprovecharse de la miseria y la ignorancia”, dijo Ibrahim.