Venezuela y el Gobierno de Nicolás Maduro amanecieron ayer con dos amenazas en puerta. Por un flanco el intento de golpe de Estado orquestado por un comando de la Guardia Nacional que derivó en una protesta social y por el otro la figura de Juan Guaidó que se plantó como el rostro político de la oposición y quien buscará derrocar al mandatario bolivariano.
Alrededor de las 03:00 horas, un grupo de 27 militares del Escuadrón Montado de la Guardia Nacional, liderados por el sargento José Gregorio Bandres desconoció al Gobierno de Maduro y pidieron al resto de militares restaurar el orden constitucional de su país.
El posicionamiento fue respaldado por vecinos de la zona militar de Cotiza, quienes con barricadas y consignas apoyaron a los militares.
Las manifestaciones fueron pronto acalladas por otros militares y miembros de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana.
Por su parte los sublevados, integrantes del Comando de Seguridad Urbana de la Guardia Nacional, quienes tomaron los puestos militares de Maracao y Petale, fueron capturados por los uniformados afines a Maduro.
“No importa, nos estamos entregando. Pero la Fuerza Armada está en la calle y los apoya el pueblo”, dijo el sargento mayor Luis Bandrés, uno de los líderes que participaron en el levantamiento.
El fallido intento de golpe de Estado en Venezuela, fue aprovechado políticamente por el Gobierno de Nicolás Maduro para desconocer y declarar ilegal el nombramiento de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional (AN) a través del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Inmediatamente Guaidó, el principal opositor al Gobierno de Nicolás Maduro, se desmarcó del fallido golpe y pidió a los militares ayudarlo a restablecer el orden constitucional del país, pero no a través de la rebelión.
Al terminar la jornada Guaidó convocó a una marcha para el próximo 23 de enero en distintos puntos del país latinoamericano para exigir la renuncia de Nicolás Maduro.