Macron versus sindicatos
El programa reformista del presidente de Francia Emmanuel Macron lo enfrentó desde su primer año en el poder con los sindicatos. Actualmente se encara a los paros laborales de los ferroviarios, quienes planean detener de forma intermitente los trenes franceses durante un trimestre
Mariana RecamierEl presidente de Francia Emmanuel Macron se enfrenta desde el inicio de su mandato a la fuerza de los sindicatos. Este martes se reavivó la confrontación entre el mandatario y los grupos de trabajadores cuando la primera jornada de una huelga en los trenes detuvo el tráfico en todo el país galo. Los ferrocarrileros protestaron contra la reforma que quiere aplicar el gobierno francés para, entre otras cosas, poner fin al estatuto del ferroviario, una normativa que protege los derechos laborales de los empleados del sistema de trenes.
Los trabajadores que comenzaron las jornadas de huelga pertenecen a la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), una empresa estatal que se encarga de controlar los trenes en Francia bajo un régimen de monopolio. Esta compañía está integrada mayoritariamente por afiliados al sindicato Confederación General del Trabajo (CGT).
Ante la propuesta de una reforma en esta empresa, los empleados decidieron parar sus actividades dos de cada cinco días desde el martes hasta finales de junio. Debido a la naturaleza de su trabajo, los ferroviarios están provocando que los franceses no se puedan transportar a lo largo de las regiones de su país.
“Ante la amplitud de los ataques anunciados, la CGT propondrá, en el marco unitario más amplio posible, la construcción de una réplica a la altura, con el fin de perennizar la empresa pública SNCF, los trenes públicos y las condiciones sociales de los ferroviarios”, dijo en un comunicado CGT.
La primera jornada de huelga de los trabajadores obligó a millones de franceses a buscar métodos alternativos para poder transportarse. Sólo uno de cada ocho trenes de alta velocidad funcionó y uno de cada cinco trenes regionales. Las protestas provocaron atascos a lo largo de 400 kilómetros en la región parisina.
Como estaba previsto, el miércoles se repitió el escenario con la participación del 34 por ciento de 140 mil ferroviarios en la huelga. Esto consiguió reducir de forma drástica el tráfico nacional y logró complicar las comunicaciones con el resto de Europa.
Los ferroviarios están en huelga porque la reforma a la SNCF puede provocar que pierdan derechos laborales. El plan de Macron contempla suprimir para los futuros contratos el estatuto de los ferroviarios, una normativa que regula las condiciones laborales de 140 mil versus empleados de esta empresa. Una de las ventajas estipuladas en este estatuto es la posibilidad de que los ferroviarios se jubilen antes que otros trabajadores franceses: entre los 50 y 55 años.
La iniciativa de ley también incluye la apertura a la competencia, así como la transformación de la compañía en una sociedad anónima de capital 100 por ciento público. La reforma se enmarca en las decisiones de la Unión Europea sobre la red ferroviaria. Además, el gobierno francés pretende que con estos cambios se logre pagar la deuda de la SNCF que se acerca a los 47 mil millones de euros.
Con la intención de agilizar los procesos, Macron propone que esta reforma se logre por ordenanzas legislativas. Las ordenanzas son una modalidad de decretos que permiten al gobierno legislar sin pasar por enmiendas y debates en el Parlamento.
Las huelgas comenzaron cuando el primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció el lunes un plan para adoptar antes del verano la reforma de la SNCF. “No es una reforma que prepare la privatización de la SNCF”, garantizó Philippe en una declaración a la prensa. “La SNCF es un grupo que lleva a cabo misiones de servicio público, pero la situación es alarmante, por no decir insostenible.
Antes de decidir reformar esta empresa, el gobierno francés encargó un informe de la situación del modelo ferroviario a Jean-Cyril Spinetta, exdirector de Air France. Spinetta dijo que la apertura a la competencia debe ser una oportunidad para modernizar el ferrocarril y hacerlo más competitivo. “Será un éxito que se traducirá en la mejora de la calidad, la diversificación de servicios propuestos a los viajeros y una bajada de costes para los usuarios y las finanzas públicas”.
Después de las primeras jornadas de huelga, los sindicatos han acordado celebrar una cumbre informal entre los días 16 y 18 de de abril para discutir su estrategia frente a la reforma. En la reunión participarán integrantes de la CGT, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos (CFTC), entre otros colectivos.
En síntesis, se trata de una crisis sin precedentes para los sindicatos y el gobierno francés. Las huelgas durante un par de meses son comunes en Francia, pero los paros laborales intermitentes durante un trimestre no tienen antecedentes en este país.
Aunque es la primera vez que los paros laborales se extienden por un trimestre, no es la primera ocasión en la que Macron se enfrenta a los sindicatos. En septiembre del año pasado, el presidente dio por ganada la batalla contra los grupos que defienden los derechos de los trabajadores. El 22 de septiembre firmó las ordenanzas de la reforma laboral un día después de la segunda jornada de protestas que fueron convocadas por la CGT.
Como en septiembre, los sindicatos ahora también esperan que los franceses se sumen a su causa a partir de la presión que ejercen con el paro del servicio ferroviario. Los colectivos de trabajadores quieren que la suma de otras protestas —de funcionarios, estudiantes, jubilados, basureros, empleados de Air France— haga más grande su demanda para lograr frenar las reformas de Macron.
El último intento por cambiar la SNCF fue en 1995. El movimiento contra aquella iniciativa y la de las pensiones de los funcionarios forzó al primer ministro de la derecha, Alain Juppé, a retirar las reformas.
Este cambio en la ley es un poco más complejo que las anteriores iniciativas de Macron porque pondrá a prueba sus habilidades para transformar a Francia. La compañía ferrocarrilera genera mucha simpatía con los franceses por su historia.
“La SNCF no es sólo una empresa de transportes”, escribió el director del periódico Libération, Laurent Joffrin, en un editorial titulado “Trop vite” (Demasiado rápido). “Por su historia, por el papel que ha tenido en la unificación del territorio, por su cultura de servicio público igualitario (aunque en la práctica esto ya se haya cuestionado), la compañía nacional es también un pilar de la República”.
La reforma de la SNCF tendrá consecuencias importantes para el mandato de Macron. Si logra que se apruebe será recordado en la historia de su país como el presidente que logró transformar el transporte público. Si los sindicatos frenan su propuesta, su liderazgo será percibido como débil por ceder ante las demandas de los grupos de trabajadores.