Lucie Castets se enfrenta a la posibilidad de formar un gobierno de minorías en el que las decisiones legislativas y la gobernanza se vean entorpecidas por las divisiones internas de la Nueva Alianza Popular. Foto: Especial

Lucie Castets es propuesta como Primera Ministra en Francia

Tras desacuerdos entre los partidos de la coalición de izquerda, el Nuevo Frente popular propone a la nueva jefa de gobierno a una semana de los Juegos Olímpicos, pese al acuerdo del presidente Macron

Francia se prepara para el arranque de los Juegos Olímpicos en medio del caos político surgido de unas elecciones legislativas que no proporcionaron un claro ganador.

Mientras que la Asamblea Nacional tuvo su sesión inaugural y eligió a Yael Braun-Pivet, aliada del presidente Emmanuel Macron, para un segundo periodo como vocera de la Legislatura, la coalición de izquierda que obtuvo mayores votos en el Parlamento eligió a la primera ministra sin una fecha concreta para su nombramiento.

La elección de Lucie Castets como primera ministra se dio a pesar de que Macron había anunciado una suerte de tregua en la que no anunciaría al relevo de Gabriel Attal hasta terminados los eventos de París 2024. Pese a ello, los cuatro partidos que integran la Nueva Alianza Popular, coalición que ganó los mayores votos en las pasadas elecciones legislativas, concretó la noticia.

En opinión de la maestra Norma Soto Castañeda, internacionalista y catedrática de la Universidad La Salle, la propuesta de la coalición ganadora de las elecciones parlamentarias aumenta la presión del presidente francés para trabajar en conjunto con las otras fuerzas políticas y así fortalecer los procesos democráticos del país.

“Esto genera presión para Macron y conlleva un equilibrio en las decisiones que se toman. Francia tiene una larga tradición en la que los partidos apoyan ideas que consideran buenas aunque no sean propias de sus agendas, en este caso ella (Castets) llega a generar nuevas disposiciones en cuanto a los procesos de democratización y a plantear propuestas diferentes”, apunta la internacionalista.

La agenda de izquierda en Francia

Un día antes de la postulación de Castets, Francia Insumisa, el partido ultra izquierdista de la coalición, afirmó que comenzaría a tomar medidas para desmantelar o revertir las reformas a la ley de pensiones efectuadas por Macron, una de sus políticas más impopulares pues elevó la edad del retiro hasta los 64 años.

Para la académica, pese a que revertir los cambios de Macron es una de las promesas clave del bloque de izquierda, esta tendría que tomarse con cuidado.

“Pueden llevar a cabo esta promesa, pero de manera parcial, es decir: analizando la reforma y proponer pautas de cambio que funcionen como freno para propiciar un mayor equilibrio. Cabe considerar que la población francesa está envejeciendo y se necesita un planteamiento a futuro para que, en lo que los jóvenes crecen, se cubran las necesidades que se han generado y la reforma de Macron eso es lo que hace, esto tendría que generar un equilibrio para llevar a cabo la reforma con nuevos matices”, señala la especialista.

Sin una mayoría en la Asamblea Nacional, Lucie Castets se enfrenta a la posibilidad de formar un gobierno de minorías en el que las decisiones legislativas y la gobernanza se vean entorpecidas por las divisiones internas de la Nueva Alianza Popular y su enfrentamiento con las otras fuerzas políticas francesas.

Mientras la Nueva Alianza Popular parece dar muestras de unidad, el centro derecha ofrece a Macron un pacto legislativo que podría ayudar al mandatario a posicionar su agenda con un gabinete en su contra.

Los Juegos Olímpicos y el legado de Macron

Aunque Emmanuel Macron buscaba que los Juegos Olímpicos coronaran a Francia en la historia y aseguraran su legado, la apertura del evento se da en un contexto frágil para el mandatario.

A menos de la mitad de su segundo mandato, Macron se encuentra debilitado al interior de Francia con una popularidad menor al 20 por ciento, de acuerdo con una encuesta de Ipsos, lo que deja al presidente con poco rango de movimiento dentro de su propio país.

Al respecto, la maestra Soto Castañeda asegura que el jefe de Estado francés tendrá que volcarse hacia su rol en el exterior para buscar recuperar espacios.

“Esto es lo último de Macron, seguirá con sus actividades a nivel internacional y cumplirá con lo que pueda de su agenda, pero será mucho más cauteloso de tal forma que pueda hacer un cierre adecuado. Tiene que dar un mayor esfuerzo y actuar con mayor cuidado para que aún debilitado se le perciba como un hombre en recuperación y tomando en cuenta lo que proyecta Francia a nivel internacional”, apunta la académica.

A inicios del 2024, aunque Macron hablaba de un año de determinación y regeneración, el pasado lunes en una visita a la Villa Olímpica aclaró que tras las elecciones parlamentarias no había “sabores amargos”, pues los franceses tomaron decisiones antes de los juegos para evitar que ensombrecieran las justas.

Por su parte, la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, aseguró que los Juegos Olímpicos son una oportunidad para unir a los franceses y rechazó la idea de que las condiciones políticas del país influyan en el ánimo de los participantes y espectadores; sin embargo, las cifras de ocupación para París indican lo contrario.

A menos de una semana de que se encienda el evento deportivo, la ocupación hotelera es de casi el 80 por ciento, menor de lo que se tenía previsto, y el sindicato hotelero francés ha advertido que las reservaciones de julio cayeron un 20 por ciento respecto a 2023.

La ocupación no es la única preocupación de cara los Juegos Olímpicos. A partir de este viernes y hasta el próximo 11 de agosto, los ojos del mundo estarán puestos en París y las preocupaciones de seguridad se han hecho presentes. El ministro del Interior, Gerald Darmanin, anunció que los controles de seguridad y las revisiones de antecedentes negaron la entrada a territorio francés a al menos cinco mil personas debido a sospechas de radicalización islámica o espionaje.

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