Una investigación realizada por el Ministerio de Justicia de Andorra, país europeo, reveló que el empresario venezolano Diego Salazar cobró, junto con sus colaboradores, 200 millones de dólares a cinco compañías chinas del mega contrato Gran Volumen, el cual fue firmado en 2010 por los entonces representantes de los gobiernos venezolano y chino.
El escándalo se dio a conocer luego de que un grupo de agentes del Ministerio de Justicia de Andorra descubrió que la red de Salazar escondió su botín en la Banca Privada d´Andorra (BPA), un banco que fue cerrado en 2015 por las autoridades de este pequeño territorio ubicado en la frontera entre los países España y Francia.
Pero Salazar no era un empresario más, es primo de Rafael Ramírez Carreño, quien fue ministro de Energía y Petróleo del país sudamericano entre 2004 y 2012 y presidió Petróleos de Venezuela (PDVSA), la mayor compañía pública del país.
La jueza andorrana Canòlic Mingorance informó que Salazar tuvo contacto con empresas chinas para facilitarles adjudicaciones a cambio de sobornos.
Aseguró que Salazar se apoyó del primer secretario de la embajada de Venezuela en Pekín, Luis Enrique Tenorio. Para ocultar sus beneficios, de acuerdo con Mingorance, Tenorio creó una sociedad panameña, Phomphien Corporation, y abrió una cuenta en la BPA de Andorra.
La unión Venezuela-ChinaAndorra funcionó a la perfección. Highland Assets Management Corporation, la sociedad tras la que se ocultaba Salazar y uno de sus colaboradores, firmó un acuerdo con la compañía china Camc Engineering, la cual asesoraba en la obtención de los contratos millonarios que licitaba el Ministerio de Petróleo y Energía en el marco de la ola de obras que ofrecían en el Gran Volumen.
