En Siria, la brutalidad es un asunto diario, ya sea proveniente del Gobierno o de alguno de los múltiples grupos rebeldes que existen en el país árabe.
El grupo yihadista Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) decapitó y crucificó a ocho rebeldes sirios en la provincia de Deir Ezzor, en el oriente del país, pese a que se habían rendido la semana pasada, reportó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los hombres fueron decapitados y sus cuerpos crucificados en la ciudad de Albu Kamal, en Deir Ezzor, a pesar de la promesa de amnistía que había ofrecido el grupo extremista a aquellos que se entregaran, explicó el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Indicó que en lugar de cumplir su promesa, los yihadistas los decapitaron y después los colgaron, un método habitual del grupo radical, según la cadena Al Arabiya.
El OSDH, con sede en Londres pero que mantiene una red de activistas, militares y médicos en todo el territorio sirio, aseguró que los fallecidos pertenecían a un grupo que había luchado contra el régimen y contra ISIS.
Tortura los mata
Asimismo, el OSDH informó ayer que al menos 29 civiles murieron tras ser torturados en cárceles del Gobierno en la provincia de Homs, en el centro del país, con lo que se suman a los casi dos mil fallecidos en prisiones del país en lo que va del año.