Los independientes y su lado oscuro
¿Qué tienen en común el peruano Alberto Fujimori, el italiano Silvio Berlusconi y el brasileño Fernando Collor de Mello?
Que los tres en algún momento se proclamaron ciudadanos independientes y se lanzaron en contra de los políticos tradicionales para desplazarlos del poder.
Los tres casos, sin excepción, Fujimori, Berlusconi y Collor de Mello, concluyeron sus gobiernos envueltos en escándalos de corrupción.
El proclamarse independientes en la política no es garantía de honestidad y rectitud en el gobierno.
Sergio Almazán
¿Qué tienen en común el peruano Alberto Fujimori, el italiano Silvio Berlusconi y el brasileño Fernando Collor de Mello?
Que los tres en algún momento se proclamaron ciudadanos independientes y se lanzaron en contra de los políticos tradicionales para desplazarlos del poder.
Los tres casos, sin excepción, Fujimori, Berlusconi y Collor de Mello, concluyeron sus gobiernos envueltos en escándalos de corrupción.
El proclamarse independientes en la política no es garantía de honestidad y rectitud en el gobierno.
Este año en México el furor por los candidatos no tradicionales ha recobrado fuerza y mucha gente los está considerando seriamente como opciones para ocupar cargos tan importantes como la presidencia a raíz del triunfo de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, en el estado de Nuevo León.
En Estados Unidos ocurre un fenómeno parecido. Donald Trump es el ejemplo más obvio.
El empresario de bienes raíces y estrella del ‘reality show’ ‘El Aprendiz’, es ahora un contendiente legítimo para obtener la candidatura republicana a la presidencia de EU.
Muchos, incluidos oficiales del gobierno de Washington, aseguran que Trump no tiene posibilidades reales de ganar, pero Hillary Clinton, quien sonaba como la clara favorita ha sido opacada en los medios masivos por el millonario neoyorquino.
El magnate de la rubia cabellera y las declaraciones escandalosas ha seguido los pasos de otro millonario estadounidense sin experiencia en la política: Ross Perot, quien contendió de manera independiente para la presidencia de EU en 1992 y 1996.
Perot no ganó, pero su discurso de ultraderecha le ayudó a obtener el, nada despreciable, 19 por ciento de los votos.
Ralph Nader, ambientalista y abogado también norteamericano fue candidato del Partido Verde en 1996 y 2000. En 2004, cuando su partido eligió a otro candidato, Nader decidió postularse para presidente por su cuenta.
En 2004, los demócratas consideraron que la popularidad de Nader arruinaría las posibilidades de John Kerry, pero la victoria de George W. Bush fue tan avasalladora en los Estados donde Nader tenía posibilidades, que los analistas no consideraron relevante su participación.
Y no hay que olvidar que dos actores del sistema de estrellas de Hollywood, Arnold Schwarzenegger y Ronald Reagan fueron gobernadores de California.
El segundo fue además, presidente de Estados Unidos de 1981 a 1989 y es todavía considerado como el republicano más exitoso en la Casa Blanca de los últimos 35 años.
Independientes, de moda en la región
Después de sonadas victorias como las de Jaime Rodríguez Calderón, alias ‘El Bronco’, o la de Pedro Kumamoto en las elecciones de junio de este año, el hartazgo de los mexicanos por una decrépita clase política se ha hecho evidente y, para muchos, los independientes amenazan con volverse tendencia para la elección de 2018.
México ya ha apostado por candidatos sin experiencia política en el pasado.
Vicente Fox Quesada, fue el candidato del PAN en 2000 después de haber sido diputado y luego gobernador de Guanajuato. Pero el ex empleado de Coca Cola siempre se desmarcó de los políticos tradicionales e incluso llegó a afirmar que quería dirigir a México como una empresa en donde él sería el director ejecutivo.
Frases como “Así como me ven de rancherito y con botas, también sé ser estadista y gobernante” eran tomadas por un electorado cansado de 70 años de gobiernos príistas como afirmaciones de un hombre pragmático y ‘sin pelos en la lengua’.
Fox hizo historia, ganó la presidencia y sacó al PRI de Los Pinos, pero nunca pudo cumplir las expectativas de millones que lo creyeron un mesías que cambiaría radicalmente la política mexicana para bien.
Cerca de México, en Guatemala, un cómico sin experiencia política se perfila como el virtual ganador de la próxima elección presidencial, luego del escándalo que llevó a prisión al ex presidente Otto Pérez Molina.
Con un discurso tendiente a la derecha en el que constantemente apela a los deseos de Dios, el actor y comediante Jimmy Morales está a menos de un mes de ocupar el máximo cargo de su país.
Habrá que esperar para conocer si Morales gana y, si lo hace, qué cambiará y qué permanecerá igual en Guatemala.
Tal vez no sería mala idea, para los convencidos de que los candidatos ‘alternativos’ o independientes son la mejor opción para el futuro, echar un vistazo a algunos casos en diferentes latitudes antes de tomar una decisión en las urnas.
En Europa
A principios de los noventa, el todavía presidente del club de futbol Milán y magnate de las telecomunicaciones hechizó a un electorado, harto de la corrupción de los políticos en Italia y se lanzó a la presidencia del Consejo de Ministros.
Berlusconi se acercó primero al partido socialista, cuando éste se encontraba en medio de la campaña ‘Manos Limpias’, pero pronto decidió volverse independiente y formar su propio partido – Fuerza Italia, con el cual ganó la elección de 1994 y se convirtió en Primer Ministro.
La popularidad del millonario, apodado “El Caballero”, duró dos décadas y ocupó la Presidencia del Consejo en tres diferentes periodos (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011).
Protagonista de varios escándalos personales y en sus negocios, Berlusconi fue sentenciado a cuatro años de cárcel por fraude fiscal en 2013.
En Hispanoamérica
En 1987 nadie imaginaba en Perú que un ingeniero agrónomo, ex rector de la Universidad Nacional Agraria, convertido en presentador de televisión llegaría a ser presidente del país.
Alberto Fujimori fue moderador del programa de debate ‘Concertando’ hasta 1989.
Al año siguiente, apoyado por sectores marginales de la sociedad peruana, algunos empresarios e iglesias evangélicas se lanzó como candidato presidencial por el partido Cambio 90.
En una segunda vuelta, el populismo de Fujimori logró vencer con 60 por ciento de los votos a su principal contrincante. Otro candidato presidencial que no provenía de la política, el escritor y Premio Nobel de Literatura en 2010, Mario Vargas Llosa.
Fujimori aglutinó el voto de la izquierda al ir en contra de las políticas conservadoras propuestas por Vargas Llosa y prometió que no instituiría las drásticas medidas de austeridad recomendadas por el Fondo Monetario Internacional.
Después, durante su presidencia Fujimori privatizó la telefonía y en los primeros años de su gobierno combatió a la guerrilla de izquierda Sendero Luminoso y capturó a su líder, Abimael Guzmán, en 1992.
En 1995 ganó la presidencia nuevamente y se mantuvo en el cargo hasta el año 2000, cuando escapó a Japón y renunció a su cargo vía fax tratando de evadir acusaciones de corrupción al interior de su gobierno, enriquecimiento ilícito y asesinato.
En 2005 Fujimori fue condenado a 25 años de prisión al ser declarado culpable de dos matanzas y por ordenar secuestros. El ex presidente peruano apeló la sentencia pero ésta fue ratificada en 2010 y continúa cumpliendo su condena en prisión.
En Brasil
Fernando Collor de Mello se convirtió en 1990 en el presidente más joven de la historia de Brasil, pero sólo duró en su cargo dos años.
La familia de Collor de Mello tenía negocios en el sector de las telecomunicaciones y Fernando comenzó trabajando como periodista para el Jornal do Brasil.
La dictadura militar en Brasil terminó en 1985 y Fernando Collor de Mello fue el primer presidente de un Brasil que pretendía modernizar su incipiente democracia.
En campaña, Collor de Mello prometió combatir la inflación y bajar el costo de la burocracia. Con esto atrajo a las izquierdas que desconfiaban de los políticos tradicionales.
También se ganó el respeto de la derecha, quien temía que el izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva llegara a la presidencia.
El encanto terminó muy pronto. En 1992 el hermano de Fernando, Pedro Collor de Mello hizo pública una red de corrupción, prebendas y tráfico de influencias que orillaron a su hermano a dimitir.
La justicia brasileña no encontró pruebas suficientes para culpar a Collor de Mello de haber participado en la red de corrupción y en 2007 regresó a la política como senador, cargo que dejó recientemente tras volver a ser acusado de nexos con los escándalos de corrupción en Petrobras.
La apuesta por los políticos independientes no se invalida automáticamente por los casos mencionados anteriormente.
En países donde los partidos políticos han perdido totalmente el contacto con el electorado, los candidatos ciudadanos seguirán siendo una opción atractiva.
Tal vez es tiempo de que los votantes se den cuenta que los cambios que requieren sus países no vendrán de caudillos milagrosos, sino de una participación política más activa y solidaria.