Los hechos que marcaron 2024, el año de las elecciones

Guerras, elecciones y procesos democráticos controvertidos fueron algunas de la maneras en las que el escenario internacional se transformó en el último año
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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En 2024 más de 100 países disputaron elecciones, lo que hizo que la elección individual de millones de personas marcara el futuro del planeta. Los resultados de su decisión aún están por verse, en especial cuando alrededor del mundo las opciones más estridentes ganaron visibilidad y poder.

Si bien en las primeras horas de este año el mundo se preparaba para la época electoral más importante en la historia reciente, también se arrastraron pendientes que no se podían ignorar.

El primer aniversario del ataque a Israel por parte del grupo terrorista Hamás marcó el 2024 al convertirse en uno de los temas más contenciosos del escenario internacional. Con una guerra que no ha dado signos de terminar pese a los múltiples intentos por llegar a un cese al fuego, la campaña israelí en Gaza ha cobrado la vida de al menos 44 mil personas este año y colocó al Estado israelí a la defensiva por la acusación de “genocidio” impulsada por Sudafrica y a la que se han unido 14 países, entre ellos México. 

Mientras Medio Oriente experimentó un año con conflictos provocados por las tensiones entre Israel e Irán y las milicias terroristas financiadas por el régimen de los ayatolá, la muerte del presidente iraní en un accidente aéreo llevó a la presidencia a Masoud Pezeshkian sin que se vieran mayores cambios en las posturas internacionales del país.

Otro de los temas que continuaron en 2024 fue el conflicto entre Rusia y Ucrania que, pese al apoyo de Estados Unidos y Europa al bando ucraniano, Moscú mantiene la ventaja y ha señalado su interés en comenzar negociaciones que reconozcan su posición en el campo de batalla. 

Pese a la campaña en Ucrania, la popularidad del presidente ruso, Vladimir Putin, se refrendó en una elección presidencial marcada por la muerte del disidente Alexéi Navalni y el apoyo que 87 por ciento de los votantes dio a su líder para que continúe su gobierno hasta 2030.

Si bien la guerra de Ucrania no fue un factor determinante en las elecciones rusas, sí lo fue en los ejercicios democráticos en el resto de Europa. Con el Parlamento Europeo en disputa, los comicios en cada uno de los países marcaron el ascenso de la extrema derecha en el único órgano escogido por voto popular en la Unión Europea.

Para la doctora Arlene Ramírez Uresti, internacionalista catedrática de la Universidad Iberoamericana, “la imagen fascista” que se tenía de la derecha en Europa tras las guerras del siglo XX ha ido desapareciendo, pues las categorías ya no alcanzan a abarcar las complejidades de la realidad europea contemporánea. 

“El mundo quiso posicionar agendas, entre comillas, más progresistas que hoy han radicalizado muchos discursos. La derecha no siempre está en contra de los derechos humanos y en ciertos casos hay derechas más progresistas que algunas izquierdas y mientras queremos seguir encasillando en estos dos bloques radicales, en realidad el ciudadano del siglo XXI va más allá de esos esquemas”, apunta la especialista. 

Pese al aumento en la representación de los bloques extremistas, los partidos más tradicionales formaron bloques que evitaron la llegada al poder de los elementos más radicales en lugares como Francia, Países Bajos o Alemania, mientras que en Reino Unido el partido laborista regresó al gobierno tras 14 años de administraciones conservadoras.

La elección de Donald Trump

Mientras que en Europa el ascenso de la extrema derecha se mantuvo a raya por alianzas de varias facciones políticas que evitaron que las opciones más radicales formaran parte del gobierno, en América del Norte la elección más importante del año tomó otro rumbo. 

Donald Trump regresará a la Casa Blanca y, tras una campaña en la que el Partido Demócrata no logró encontrar un discurso que convenciera a los estadounidenses, comenzará su segundo periodo con el dominio de ambas Cámaras del Congreso y acompañado de una Suprema Corte más receptiva a sus políticas.

La doctora Ramírez Uresti destaca que la segunda administración de Trump dibuja a una sociedad estadounidense cuyos retos y prioridades no fueron afrontados por el gobierno saliente; así como la oportunidad del conservadurismo para colocarse al frente de la narrativa. 

Estados Unidos nunca ha dejado de ser conservador, es un Estado protestante que disruptivamente acogió a la izquierda, pero no es un país liberal; al contrario, es muy conservador, lo podemos ver en que su ideología política sigue siendo el Destino Manifiesto, y eso no se va erradicar fácilmente”, explica la académica. 

El año en Latinoamérica

Si en Europa y Estados Unidos el ascenso de las derechas y los intentos de las propuestas más tradicionales marcaron el 2024, en Latinoamérica la política de la región se polarizó entre facciones de izquierda y derecha con los primeros años de las administraciones de Javier Milei en Argentina, Daniel Noboa en Ecuador y la continuación del gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, así como el regreso del progresismo a Uruguay y el inicio del gobierno del izquierdista Bernardo Arevalo en Guatemala. 

Sin embargo, la elección más representativa de las posiciones en el cono Sur fue en Venezuela. La descalificación del proceso electoral de la líder opositora María Corina Machado, el bloqueo a organismos internacionales para observar las votaciones y la respuesta a las protestas que exigían a las autoridades venezolanas transparentar los resultados ensombreció el proceso por el cual Nicolás Maduro permanecerá en el gobierno de Venezuela por otros seis años, a menos de que su sociedad lo impida. 

La interferencia del régimen de Maduro en el proceso electoral provocó roces con gobiernos de todo el espectro político. Mientras Argentina denunció las elecciones como fraudulentas, lo que ha generado el sitio de su sede diplomática en Caracas, países progresistas como Brasil y Chile también se sumaron a la indignación por la opacidad en el proceso. 

Así, en este año el mundo puso a prueba sus sistemas democráticos y en todas las latitudes salió no solo a las urnas sino también a las calles a expresar su sentir con nuevos gobernantes, con lo que el panorama internacional se mueve, dejando atrás las formas de antaño. 

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