El gobierno del presidente Donald Trump sigue presionando con amenazas. Ayer le tocó a la Corte Penal Internacional de La Haya.
“Estados Unidos utilizará cualquier medio que sea necesario para proteger a nuestros ciudadanos y a los de nuestros aliados contra las acusaciones injustas en este tribunal legítimo. No cooperaremos con la Corte Penal Internacional. No le prestaremos asistencia. No nos uniremos a ella. Dejaremos que muera sola. Después de todo, la Corte ya está muerta para nosotros”, advirtió John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Trump, en un discurso de la Federalist Society, un foro conservador de Washington.
La declaración de Bolton se dio como aviso por si la Corte Penal Internacional sigue adelante con una investigación sobre crímenes de guerra supuestamente cometidos por militares estadounidenses en Afganistán.
Sin embargo, esta no ha sido la única amenaza del gobierno actual a organizaciones internacionales. El año pasado, la administración de Trump planeaba disminuir el rol del país en la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales.
La posición del mandatario estadounidense sobre disminuir el papel de Estados Unidos en organismos internacionales como la ONU o al OTAN reflejan un cuestionamiento respecto a las instituciones y a esquemas de integración, así lo dijo el doctor en Relaciones Internacionales Ignacio Bartesaghi.
Durante su campaña electoral, el magnate llegó a cuestionar la vialidad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la desproporcionada contribución financiera de su país al bloque y el principio de la defensa colectiva.
