Lazos deportados

Alexis Molina tenía apenas 10 años cuando su madre se salió abruptamente de su vida y en un abrir y cerrar de ojos su infancia entró en un torbellino.

Se acabaron las tortillas con salchichas que lo recibían cuando regresaba de la escuela, las caminatas por el parque, los abrazos a la noche, cuando ella lo acostaba. Este muchacho dulce tiene hoy 11 años y se pregunta por qué su padre llora tanto y por qué su madre no regresa a su casa. “Fue a buscar unos papeles”, cuenta al chico. “Y no regresó”.

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Madres y padres han sido deportados en los primeros seis meses del año, según el Servicio de inmigración y Control de Auduanas (ICE)
Una cantidad no determinada de hijos deportados son ofrecidos en adopción en contra de los deseos de sus padres.
"Ahora nos rascamos la cabeza preguntándonos dónde está esa discreción, pues nuestros abogados siguen viendo gente que es deportada pese a no tener antecedentes delictivos, incluidos padres de hijos estadounidenses”
David LeopoldAsesor de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración

Alexis Molina tenía apenas 10 años cuando su madre se salió abruptamente de su vida y en un abrir y cerrar de ojos su infancia entró en un torbellino.

Se acabaron las tortillas con salchichas que lo recibían cuando regresaba de la escuela, las caminatas por el parque, los abrazos a la noche, cuando ella lo acostaba. Este muchacho dulce tiene hoy 11 años y se pregunta por qué su padre llora tanto y por qué su madre no regresa a su casa. “Fue a buscar unos papeles”, cuenta al chico. “Y no regresó”.

El padre de Alexis, Rony Molina, quien tiene una pequeña empresa de jardinería, nació en Guatemala, pero vive en Estados Unidos desde hace 12 años y sacó la ciudadanía. Alexis y su hermanito de ocho años, Steve, también son estadounidenses. Lo mismo que su hermanastra Evelin, de 19 años, pero su madre, Sandra Payes, estaba en el país ilegalmente y fue deportada a Guatemala hace un año y medio.

“¿Cómo puede ser que mi país no le permita a una madre estar con sus hijos, especialmente cuando son tan jóvenes y la necesitan?”, pregunta Rony Molina. “Sobre todo teniendo en cuenta que son estadounidenses”.

Es una pregunta que se hacen miles de familias en una época en la que las deportaciones han llegado a niveles sin precedentes y grandes cantidades de niños se quedan sin alguno de sus padres. Todo esto a pesar de que el presidente Barack Obama prometió que su gobierno deportaría únicamente a delincuentes y no separaría familias en las que alguno de los padres está en el país ilegalmente.

Casi 45 mil padres han sido deportados en los primeros seis meses del año, según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (conocido por sus siglas en inglés, ICE).

Detrás de las estadísticas hay historias humanas desgarradoras: un bebé llorando que le es arrancado de sus manos a su madre y entregado a trabajadores sociales mientras esposan la madre, a quien un juez le retiró la custodia de sus hijos; adolescentes sollozando que ven cómo sus padres son sacados por la fuerza de sus casas; inmigrantes que desaparecen al caer en las redes de un sistema de detención que tradicionalmente los retiene en sitios alejados de sus casas, separados de sus familias por meses y que les niegan el contacto con los organismos sociales que decidirán el destino de sus hijos.

Al menos 5 mil 100 niños que son ciudadanos estadounidenses viven con familias temporales en 22 estados, según el Centro de Investigación Aplicada, una organización de Nueva York que sigue estos casos.

Y una cantidad no determinada de estos niños son ofrecidos en adopción en contra de los deseos de sus padres, que, luego de ser deportados, generalmente no tienen nada que hacer cuando un juez estadounidense decide que los menores están mejor aquí.

Abogados especializados en temas de inmigración dicen que, a pesar del cambio de política del ICE, ven todos los días cómo se destruyen familias.

Posturas enfrentadas

Hay quienes dicen que toda la responsabilidad es de los padres, por haber ingresado al país ilegalmente, sabiendo los riesgos que iban a correr sus familias.

“Sí, son historias tristes”, expresó Bob Dane, de la Federación por una Reforma Migratoria (Federation for American Immigration Reform), que postula mano dura con los extranjeros sin papeles. “Pero estos padres jugaron irresponsablemente con el futuro de sus hijos al ingresar al país ilegalmente, sabiendo que podían ser deportados”.

“No deportarlos”, sostuvo, “es premiarlos y se crean incentivos para que otros hagan lo mismo”.

Otros, Obama incluido, dicen que separar a las familias está mal. “Cuando madres que amamantan a sus hijos son separadas de sus pequeños, cuando los chicos regresan de la escuela y ven que sus padres se han ido… cuando sucede todo esto, el sistema no funciona y hay que cambiarlo”, declaró Obama cuando se postuló por primera vez a la presidencia en 2008. Hace un año, dijo en Texas que habría que deportar únicamente a “personas violentas y gente convicta de algún delito, no a quienes simplemente tratan de sobrevivir”.

El año pasado el ICE anunció una nueva política que daba discreción a los fiscales para que tomasen en cuenta factores como el tiempo que lleva una persona en el país, sus lazos con la comunidad y si tiene un marido, esposa o hijos estadounidenses.

“Eso nos dio mucha esperanza”, manifestó David Leopold, asesor de la Asociación de Abogados de Inmigración. “Ahora nos rascamos la cabeza preguntándonos dónde está esa discreción, (…) nuestros abogados siguen viendo gente que es deportada pese a no tener antecedentes delictivos, incluidos padres de hijos estadounidenses”. (AP)

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